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A Qué Vino Jesús Ala Tierra?

A Qué Vino Jesús Ala Tierra
“El símbolo de Jesús y del lugar que ocupa en nuestros corazones debe ser una vida totalmente entregada a Su servicio, a amar y cuidar a los demás”. Cuando Jesús fue llevado ante Pilato, después de una obscura noche llena de odio, de insultos y de maltrato, el orgulloso Procurador romano rápidamente pudo darse cuenta de que éste no era un hombre común.

Jesús no manifestó ninguna actitud servil ni el falso valor característico de aquellos que suplicaban misericordia ante el poder del imperio de Roma; sino que permaneció en silencio ante el orgulloso romano; con la cabeza erguida, majestuoso, con porte dócil pero al mismo tiempo digno de un rey. “¿Luego, eres tú rey?”, inquirió Pilato ( Juan 18:37 ).

Jesús, el Rey de Reyes, cuyo Padre le hubiera dado “más de doce legiones de ángeles” ( Mateo 26:53 ) si tan sólo se lo hubiera pedido, cuya gloria y majestad trascendían cualquier cosa que Pilato o cualquier otro hombre hubiese podido comprender, respondió con sencillez: “Tú dices que yo soy rey.

Yo para esto he nacido, y para esto he venido al mundo, para dar testimonio a la verdad” ( Juan 18:37 ). Pilato, un hombre débil e indeciso, carente de integridad e indiferente a los principios correctos, replicó en tono cínico: “¿Qué es la verdad?” ( Juan 18:38 ). Luego, aunque no halló en Jesús ningún delito y además sabía con certeza que Él no era ningún agitador político ni una amenaza para el poder y la autoridad de Roma, Pilato cedió a la presión de la multitud sedienta de sangre, y entregó a Cristo a quienes lo irían a crucificar.

“Para esto he venido al mundo”. ¿Y qué era esto ? ¿Por qué Jesús, el Señor Dios omnipotente, que se sienta a la diestra del Padre, creador de mundos sin fin, legislador y juez, condescendió venir a la tierra para nacer en un establo, vivir la mayor parte de su existencia terrenal en la obscuridad, caminar por los polvorientos senderos de Judea proclamando un mensaje al que violentamente muchos se oponían, para ser al final traicionado por uno de Sus allegados más íntimos, y morir entre dos malhechores en la sombría colina del Gólgota? Nefi, que se glorió en “Jesús, porque él ha redimido mi alma del infierno” ( 2 Nefi 33:6 ) comprendía la motivación de Cristo: “Él no hace nada a menos que sea para el beneficio del mundo; porque él ama al mundo, al grado de dar su propia vida para traer a todos los hombres a él” ( 2 Nefi 26:24 ).

El amor que sentía por todos los hijos de Dios fue lo que llevó a Jesús, único en su perfección sin pecado, a ofrecerse como rescate por los pecados de los demás. Como dice la letra de un himno predilecto: “Pues el Señor Su vida dio y con Su sangre nos salvó” ( Himnos, N° 106). Ésa fue, entonces, la causa sublime que trajo a Jesús a la tierra a “sufrir y por los hombres a morir”.

Vino como “cordero sin mancha y sin contaminación” ( 1 Pedro 1:19 ) para expiar nuestros pecados para que Él, al ser levantado sobre la cruz, pudiese atraer a sí mismo a todos los hombres (véase 3 Nefi 27:14 ). Según las acertadas palabras de Pablo: “Porque así como en Adán todos mueren, también en Cristo todos serán vivificados” ( 1 Corintios 15:22 ).

  • El símbolo de su triunfo sobre la muerte es la tumba vacía.
  • Aquel al que “levantó Dios al tercer día” ( Hechos 10:40 ) desató las “ligaduras de esta muerte temporal, de modo que todos se levantarán” ( Alma 11:42, cursiva agregada) y lograrán “la victoria sobre la tumba” ( Mormón 7:5 ).
  • En Él “el aguijón de la muerte es consumido” ( Mosíah 16:8 ).

No obstante, Jesús vino a traer no sólo la inmortalidad, sino también la vida eterna a los hijos de nuestro Padre. A pesar de que la Expiación de Cristo proporciona la resurrección de las personas de todo el universo, ya sea que lo merezcan o no, el don de la vida eterna, o sea la vida con el Padre y el Hijo, en Su presencia perfecta, está reservado para los fieles, para aquellos que manifiestan su amor por Cristo mediante su deseo de seguir Sus mandamientos y hacer convenios santos y guardarlos.

“El que tiene mis mandamientos, y los guarda”, nos recuerda Jesús, “ése es el que me ama” ( Juan 14:21 ). Tal como lo han declarado los profetas a través de los tiempos, únicamente si hacemos convenios sagrados y los guardamos, esos sagrados acuerdos celestiales entre Dios y el hombre, llegaremos a ser “participantes de la naturaleza divina” y escapar a “la corrupción que hay en el mundo” ( 2 Pedro 1:4 ).

Antes que nada, Jesús vino a la tierra como el Salvador expiatorio que murió para que todos pudiesen tener “paz en este mundo y la vida eterna en el mundo venidero” ( D. y C.59:23 ). Sin embargo, vino también por otra razón: para servir como ejemplo para todos del potencial divino del hombre, la norma mediante la cual debemos medir nuestra vida.

Aquel que proclamó Su divinidad a la mujer samaritona en el pozo de Jacob (véase Juan 4 ) nos exhorta a ser “aun como yo soy” ( 3 Nefi 27:27 ), a ser perfectos “como yo, o como vuestro Padre que está en los cielos es perfecto” ( 3 Nefi 12:48 ). Desde lo más hondo de esa inefable perfección, Él nos hace el llamado de cuidar a los enfermos, a los pobres, a los afligidos, a orar y a sentir compasión hacia todos los hijos de Dios, porque “Dios no hace acepción de personas” ( véase Hechos 10:34 ).

Para Él no hay barreras de raza, género ni idioma: Según explicó Nefi: “a nadie de los que a él vienen desecha, sean negros o blancos, esclavos o libres, varones o mujeres; y se acuerda de los paganos; y todos son iguales ante Dios” ( 2 Nefi 26:33 ).

A aquellos de entre nosotros que se preguntan quién es nuestro prójimo, Él habló del buen samaritano; del pastor que dejó a sus noventa y nueve ovejas para ir a buscar a la que se le había perdido; y del hombre que “hizo una gran cena” a la cual invitó “a los pobres, los mancos, los cojos y los ciegos” ( Lucas 14:16,21 ).

Jesús, el Maestro Supremo, a menudo enseñaba verdades eternas que extraía de las experiencias comunes de la vida. Una de esas lecciones tiene que ver con la necesidad que tenemos de dar con espíritu de sacrificio y con la verdadera intención de bendecir a los que sean menos afortunados que nosotros.

  1. Lucas anotó en el registro que cuando Jesús se sentó en el templo, observaba a los que ponían sus ofrendas en el arca de las ofrendas.
  2. Algunos depositaban su obsequio con actitud piadosa y sinceridad de propósito, pero otros, aunque daban grandes sumas de plata y oro, lo hacían de manera ostentosa, principalmente para ser vistos de los hombres.

Entre las largas filas de donantes se encontraba una viuda pobre, quien depositó en el arca de las ofrendas todo lo que tenía, dos pequeñas monedas de bronce conocidas como blancas, que juntas sumaban menos que el valor de medio centavo en dinero americano.

  • Percatándose de la desproporción que había entre lo que ella dio y las ofrendas cuantiosas de algunos otros, Jesús proclamó: “En verdad os digo, que esta viuda pobre echó más que todos”.
  • Si bien el rico había dado de su abundancia, “ésta, de su pobreza echó todo el sustento que tenía” ( Lucas 21:1–4 ).

Jesús sabía que la cantidad que damos no es lo que importa. De acuerdo con la aritmética de los cielos, el valor lo determina la calidad y no la cantidad. Para Dios, lo que es aceptable es la intención del corazón y de la mente bien dispuesta (véase 2 Corintios 8:12 ).

  1. Jesús sentía un amor especial hacia los niños.
  2. Tanto en el viejo continente como en el nuevo, los exhortó a venir a Él (véase Lucas 18:16 ; 3 Nefi 17:21–24 ).
  3. En el registro nefita se encuentra asentado el dulce testimonio del tierno amor que Cristo tiene hacia los pequeñitos: “y tomó a sus niños pequeños, uno por uno, y los bendijo, y rogó al Padre por ellos.
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“Y cuando hubo hecho esto, lloró” ( 3 Nefi 17:21–22 ). Jesús sabía que los niños son puros y sin pecado, “si no os volvéis y os hacéis como niños”, dijo, “no entraréis en el reino de los cielos” ( Mateo 18:3 ). El rey Benjamín, el gran profeta nefita, explicó lo que significa llegar a ser como un niño: “sumiso, manso, humilde, paciente, lleno de amor y dispuesto a someterse a cuanto el Señor juzgue conveniente imponer sobre él” ( Mosíah 3:19 ).

En un mundo en el que día a día presenciamos tanta indiferencia insensible hacia los menos afortunados, Jesús habló de la necesidad de dar de comer al hambriento, de dar de beber al sediento, de dar albergue al forastero, de vestir al desnudo y de visitar a los enfermos y a los encarcelados. En una de las pruebas más difíciles del ser un discípulo de Cristo, el Señor nos exhortó: “Amad a vuestros enemigos, bendecid a los que os maldicen, haced bien a los que os aborrecen, y orad por los que os ultrajan y os persiguen” ( Mateo 5:44 ).

Nos recordó que al hacer actos de caridad en beneficio de los demás, incluso de aquellos que algunos consideran los “más pequeños”, “a mí lo hicisteis” (véase Mateo 25:35–45 ). Enseñó no sólo acerca de la obligación que tenemos de ayudarnos los unos a los otros temporalmente, sino también en cuanto a las consecuencias poderosas, eternas y espirituales que esto conlleva.

En verdad, todos Sus mandamientos, al final de cuentas, son espirituales y no sólo temporales. Por lo tanto, las Escrituras nos amonestan que “a fin de retener la remisión de pecados de día en día, para que sin culpa ante Dios de bienes al pobre, cada cual según lo que tuviere” ( Mosíah 4:26 ). Por tanto, a fin de cuentas, la mejor manera de manifestar nuestra devoción a Cristo y nuestro deseo de seguir Sus pasos es por la forma en que vivimos y le servimos.

El símbolo de Jesús y del lugar que ocupa en nuestros corazones debe ser una vida totalmente entregada a Su servicio, a amar y cuidar a los demás, a una consagración total a Cristo y a Su causa; a un renacimiento espiritual que produce “un gran cambio” en nuestros corazones y nos prepara para recibir “su imagen en rostros” ( Alma 5:13–14 ).

El tomar el nombre del Señor sobre nosotros significa que estamos dispuestos a hacer cualquier cosa que Él requiera de nosotros. Alguien ha dicho que el precio de una vida cristiana es el mismo de siempre: es sencillamente dar todo lo que poseemos sin retener nada, ” todos pecados para conocer ” ( Alma 22:18 ).

Cuando no vivimos de acuerdo con las normas del Señor por pereza, indiferencia o iniquidad; cuando somos inicuos o crueles, egoístas, sensuales o frívolos; en cierto sentido estamos crucificando de nuevo al Señor. Cuando en todo momento nos esforzamos por ser lo mejor; cuando estamos al cuidado de los demás y les servimos; cuando superamos el egoísmo con el amor; cuando ponemos el bienestar de los demás antes que el nuestro; cuando llevamos las cargas los unos de los otros y ” con los que lloran”; cuando ” a los que necesitan de consuelo, y testigos de Dios en todo tiempo, y en todas las cosas y en todo lugar” ( Mosíah 18:8–9 ), es entonces que honramos al Señor, recibimos Su poder y llegamos a ser más y más como Él, haciéndonos más y más resplandecientes, si perseveramos, “hasta el día perfecto” ( D.

Y C.50:24 ). No hay voz que pueda declarar, ni lengua que pueda proclamar la plenitud del ejemplo indescriptible de Cristo. Las palabras de Juan, el amado, dicen: “Y hay también otras muchas cosas que hizo Jesús, las cuales si se escribieran una por una, pienso que ni aun en el mundo cabrían los libros que se habrían de escribir” ( Juan 21:25 ).

Termino en donde comencé, con las majestuosas palabras de Cristo a Pilato: “Para esto he venido al mundo”. Cuan agradecidos debíamos estar de que Él vino hace dos mil años, para expiar nuestros pecados y establecer el ejemplo para nuestras vidas. Nosotros proclamamos esa gran verdad a todo el mundo.

¿Qué valor nos enseña Jesús cuando dio su vida por nosotros?

Jesús es importante para nosotros porque mediante Su expiación, Sus enseñanzas, Su esperanza, Su paz y Su ejemplo, Él nos ayuda a cambiar nuestra vida, a afrontar las pruebas y a seguir adelante con fe en nuestro camino de regreso a Él y a Su Padre.

¿Cuál es la importancia de Jesús en nuestra vida?

¿Por qué Jesucristo es importante en mi vida? Ven, sígueme — Para las Mujeres Jóvenes ¿Por qué Jesucristo es importante en mi vida? Jesucristo fue escogido para ser nuestro Salvador. Su Expiación hace posible que resucitemos, nos arrepintamos y seamos perdonados para poder regresar a la presencia de nuestro Padre Celestial.

Además de salvarnos de nuestros pecados, Jesucristo, nuestro Salvador, también nos ofrece paz y fortaleza en tiempos de pruebas. Él es nuestro ejemplo perfecto y Sus enseñanzas son el fundamento de la felicidad en esta vida y en la vida eterna en el mundo venidero. Repase algunas de sus Escrituras favoritas acerca del Salvador y reflexione en cuanto a su testimonio de Él.

¿Cómo ha llegado a conocerlo? ¿Qué experiencias le han hecho estar agradecida por Jesucristo y Su sacrificio expiatorio? ¿Cómo podría bendecir a las jóvenes el tener un firme testimonio de Jesucristo? ¿Qué podrían hacer para confiar más plenamente en las enseñanzas y la expiación del Salvador?

¿Qué pasajes de las Escrituras y otros recursos ayudarán a las jóvenes a comprender a Jesucristo y Su influencia en su vida diaria? (Jesucristo es el camino, la verdad y la vida.) (Sin Jesucristo no podemos hacer nada); ; ; (Cristo venció el pecado y la muerte); ; ; ; ; ; ; (La expiación de Cristo ofrece paz y fortaleza en pruebas o tentaciones)

“”, Liahona, abril de 2000, págs.2–3 (véase también, págs.105–108;, pág.102) David A. Bednar, “”, Liahona, noviembre 2016, pág.102–105. José A. Teixeira, “”, Liahona, mayo de 2015, págs.96–98. Dallin H. Oaks, “”, Liahona, noviembre de 2011, págs.·90–93.

  1. David A. Bednar, “,” Liahona, mayo de 2014, págs.87–90.
  2. Videos: “Recuperado”, “El único Dios verdadero, y a Jesucristo, a quien Él ha enviado”, “#Aleluya—Un mensaje de la Pascua de Resurrección sobre Jesucristo Enseñar a la manera del Salvador El Salvador invitó a Sus discípulos a testificar de la verdad, y a medida que lo hacía el Espíritu tocaba sus corazones.

Al invitar a las jóvenes a que compartan su testimonio de Cristo y la función de Él en sus vidas, el Espíritu puede testificar de la veracidad de lo que dicen. Las jóvenes también pueden fortalecer sus testimonios escuchando a otras personas testificar del Salvador (especialmente a sus compañeras).

  • Al comienzo de cada clase, invite a las jóvenes a compartir, enseñar y testificar acerca de las experiencias que hayan tenido al poner en práctica lo que aprendieron en la lección de la semana anterior.
  • Esto alentará la conversión personal y ayudará a las jóvenes a darse cuenta de la importancia que tiene el Evangelio en la vida cotidiana.

Ver otras, Elija alguna de las ideas siguientes, o utilice las suyas, para presentar la lección de esta semana:

Muestre láminas del Salvador ayudando a los demás (véase, 36–60). Conceda unos minutos a las jóvenes para que mediten y compartan las distintas formas en que el Salvador las ha ayudado a ellas, a sus familias y a otras personas que conozcan. Invítelas a compartir sus sentimientos acerca del Salvador. Pida a las jóvenes que reflexionen sobre la vida y las enseñanzas del Salvador al cantar o escuchar un himno acerca de Jesucristo (tal como “”, Himnos, nroº 73). Invite a cada una de ellas a escribir su respuesta a la pregunta “¿Por qué Jesucristo es importante en mi vida?”.

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Vea otras, Cada una de las actividades siguientes ayudará a las jóvenes a entender por qué Jesucristo es importante en sus vidas. Siguiendo la inspiración del Espíritu, seleccione una o más actividades que resulten mejor para su clase:

Invite a algunos miembros del barrio con antelación para que vayan a la clase y compartan una experiencia que les ayudó a llegar a conocer a Jesucristo. Divida a la clase en cuatro grupos y asigne a cada grupo que lea una de las secciones del discurso del élder David A. Bednar, “”. Pida a cada grupo que busque en su sección las respuestas a estas preguntas: ¿Cuál es la diferencia entre saber acerca de Cristo y conocer a Cristo? ¿Qué podemos hacer para realmente conocer a Cristo? ¿Qué guía podrías compartir con los amigos que quieran fortalecer su relación con el Salvador? Invite a las jóvenes a repasar el discurso del élder José A. Teixeira “” y a buscar las bendiciones que el élder Teixeira promete a los que buscan a Jesucristo. Invítelas a que compartan lo que encuentren en el discurso y lo que están haciendo personalmente para que el Salvador sea una parte importante en su vida diaria. Como parte de este análisis, podrían revisar juntas los hábitos sencillos que el élder Teixeira sugiere en su discurso. Invite a las jóvenes a que se pongan la meta de usar una de las sugerencias analizadas en clase para estar más cerca de Cristo. Muestre una lámina del Salvador. Escriba en la pizarra las siguientes preguntas: “¿Quién es Jesucristo?” “¿Qué ha hecho Él por nosotros?” “¿Cómo sabemos que Él vive en la actualidad?” Invite a las jovencitas a buscar en “” para encontrar las respuestas a estas preguntas. Pídales que compartan lo que hayan encontrado. Invite a algunas de ellas a explicar cómo obtuvieron su testimonio de Jesucristo. ¿Cómo afecta en la vida cotidiana el testimonio que tienen? Usted también puede mostrar el video “#Aleluya—Un mensaje de la Pascua de Resurrección sobre Jesucristo”. Invite a las jóvenes a buscar “” en la Guía para el Estudio de las Escrituras y a repasar la lista de entradas después del encabezamiento. Invite a las jóvenes a buscar “Jesucristo—Salvador” en el índice de temas del himnario para encontrar un himno que enseñe acerca de lo que Jesucristo ha hecho por ellas. Pídales que busquen palabras y frases que describan las funciones y la misión de Cristo. ¿Qué aprenden acerca de Jesucristo al repasar esta lista? ¿Cuáles son sus sentimientos en cuanto a Él después de repasar lo que ha hecho por nosotros? Asigne a cada joven la lectura de uno de los pasajes de las Escrituras que se sugieren en esta reseña o una sección relevante del discurso del élder David A. Bednar “”. Pídales que expliquen en sus propias palabras la ayuda que ofrece Jesucristo a quienes lo siguen. Invite a las jóvenes a compartir ejemplos de cómo han sido testigos de la paz o fortaleza del Salvador en sus vidas o en la vida de los demás. Coloque en la pared los testimonios de los miembros de la Primera Presidencia acerca de Jesucristo que se encuentran en el ejemplar de la revista Liahona de la conferencia más reciente (esos testimonios suelen estar en la parte final de los discursos). Pregúnteles cómo se sienten cuando escuchan o leen los testimonios de los testigos especiales del Salvador. Pregúnteles cómo el testimonio que tienen de Cristo influye en sus acciones diarias. Deje suficiente tiempo para que las jovencitas de la clase expresen su amor por Jesucristo y testifiquen de Él. Lea el párrafo bajo el título “Lo que Él hizo por nosotros” en el discurso del élder Dallin H. Oaks “”. Pregunte a las jóvenes cómo creen que responderían si alguien les preguntase, como la mujer del discurso, “¿Qué ha hecho Él por mí?”. Escriba en la pizarra los siguientes nueve subtítulos del discurso (desde “La vida del mundo” hasta “La Expiación”). Invite a las jóvenes a escoger uno o varios de estos encabezamientos y preparar una o dos frases que utilizarían para enseñar a la mujer lo que Jesucristo ha hecho por ella. Pueden utilizar el discurso del élder Oaks, pasajes relacionados de las Escrituras (tales como los sugeridos en esta reseña) y sus propias experiencias y testimonios. Invítelas a compartir lo que hayan preparado. Muestre el video “Recuperado”. ¿Qué aprenden las jóvenes acerca de lo que Jesucristo puede hacer por ellas? ¿Cómo podrían utilizar el mensaje de este video para ayudar a las personas que están pasando por dificultades para perdonarse a sí mismas o que sientan que no se encuentran al alcance de la ayuda del Salvador? ¿Qué pasajes de las Escrituras compartirían? (véanse, por ejemplo, ; ; ; ).

Pida a las jóvenes que compartan lo que aprendieron hoy. ¿Qué sentimientos o impresiones tienen? ¿Comprenden por qué Jesucristo es importante en sus vidas? ¿Desean hacer otras preguntas? ¿Resultaría útil dedicarle más tiempo a esta doctrina? Sugerencia para la enseñanza “Usted debe tener cuidado de no hablar más de lo necesario o de no expresar su propia opinión con demasiada frecuencia.

  1. Tales acciones pueden resultar en que sus alumnos pierdan el interés.
  2. Considérese a sí mismo como el guía de una excursión de aprendizaje que intercala comentarios apropiados para mantener a los participantes en el sendero correcto” ( La enseñanza: El llamamiento más importante, 2000, pág.69).
  3. Videos: “Usar láminas” Vea otras,

Pida a las jóvenes que piensen cómo pondrán en práctica lo que hayan aprendido hoy. Por ejemplo, podrían:

Completar la experiencia 5 del valor del Progreso Personal, Esforzarse por vivir más como el Salvador y compartir sus experiencias en una clase futura. Pensar en alguien que podría beneficiarse de saber lo que el Salvador ha hecho por nosotras y planificar maneras de compartir su testimonio con esa persona.

Comparta con las jóvenes lo que se estudiará la próxima semana. ¿Qué podrían hacer a fin de prepararse para aprender? Por ejemplo, podrían leer un discurso, ver un video o estudiar un pasaje de las Escrituras relacionado con la lección de la semana siguiente.

¿Qué es lo más grande que hizo Jesús por nosotros?

III. – ¿Qué más ha hecho nuestro Salvador Jesucristo por nosotros? Jesús nos enseñó el Plan de Salvación por medio de las enseñanzas de Sus profetas y mediante Su ministerio personal. Ese plan incluye la Creación, el propósito de la vida, la necesidad de la oposición y el don del albedrío. Imagen En la Biblia leemos Su enseñanza: “Yo soy la luz del mundo; el que me sigue no andará en tinieblas, sino que tendrá la luz de la vida” ( Juan 8:12 ). Y en una revelación moderna leemos: “He aquí, soy Jesucristo, una luz que no se puede esconder en las tinieblas” ( Doctrina y Convenios 14:9 ).

Si seguimos Sus enseñanzas, Él ilumina nuestro camino en esta vida y asegura nuestro destino en la venidera. Puesto que nos ama, nos invita a que nos centremos en Él en vez de en las cosas de este mundo terrenal. En su gran sermón del pan de vida, Jesús enseñó que no debemos estar entre aquellos que se sienten más atraídos por las cosas del mundo, o sea, las cosas que sustentan la vida en la tierra pero que no nutren en cuanto a la vida eterna 5,

Jesús nos invitó una y otra vez: “Sígueme” 6,

¿Qué quiere Jesús de cada uno de nosotros?

¿Qué significa Jesús para nosotros en la actualidad? Clásicos del Evangelio El élder David B. Haight fue ordenado apóstol el 8 de enero de 1976, y sirvió en ese quórum hasta su fallecimiento en 2004. Como Ayudante del Consejo de los Doce, pronunció este discurso en la conferencia general el 6 de abril de 1974. Para el texto completo en inglés, véase la revista Ensign de mayo de 1974 en LDS.org, Imagen Élder David B. Haight El Jesús que conozco y en el que creo es Jesucristo, el Hijo de Dios. Se me ha revelado este testimonio mediante la bendición y la influencia del Espíritu Santo. Sé que Él es el Creador del mundo y de todo lo que hay en él; que Él es nuestro Salvador, que nos ama a cada uno y murió en la cruz por nosotros; es quien nos enseña la compasión y el perdón, el amigo de todos, el que sana a los enfermos, el que da paz a todos los que escuchen y crean. Imagen Jesús reparte la Santa Cena a Sus discípulos en la Última Cena El hombre moderno no debe desviarse de las verdades de la antigüedad ni de las de los últimos días: verdades y experiencias espirituales que ocurrieron cuando los profetas caminaron con Jesús y hablaron con Él.

  1. En memoria de Mí, por Walter Rane.
  2. Marcos, al registrar los acontecimientos ocurridos en la mañana de la Resurrección, declara que María Magdalena y María, la madre de Santiago, recibieron instrucciones de los que encontraron al entrar en el sepulcro: “Id, decid a sus discípulos, y a Pedro” ( Marcos 16:7 ).
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Se les indicó específicamente que le informaran a Pedro. Éste y Juan se apresuraron a ir al sepulcro; Pedro entró, vio los lienzos cuidadosamente doblados y el sudario que había estado sobre Su cabeza. Pedro era ahora un testigo ocular de ese grandioso acontecimiento.

  1. En el día de Pentecostés, Pedro predicó sobre el glorioso Evangelio y testificó de Jesús de Nazaret.
  2. Las personas se compungieron de corazón y preguntaron: “Varones hermanos, ¿qué haremos?” ( Hechos 2:37 ).
  3. Pedro, con esa recién adquirida profundidad de convicción, respondió: “Arrepentíos y bautícese cada uno de vosotros en el nombre de Jesucristo para perdón de los pecados, y recibiréis el don del Espíritu Santo” ( Hechos 2:38 ).

Tres mil personas creyeron y fueron bautizadas; sintieron el espíritu y el poder del apóstol mayor de nuestro Señor. ¿Podemos dudar de lo que Jesús significó para Pedro? Siempre me siento fortalecido por el fervor y la magnitud de la convicción de Juan.

Nunca tuvo ninguna duda; él testificó: “En el principio era el Verbo, y el Verbo estaba con Dios, y el Verbo era Dios Todas las cosas por medio de él fueron hechas En él estaba la vida, y la vida era la luz de los hombres. Y la luz resplandece en las tinieblas, y las tinieblas no la comprendieron” ( Juan 1:1, 3–5 ).

Quizás esté más allá de nuestra capacidad comprender lo que Jesús significó para Nefi cuando el Cristo resucitado se apareció en el continente occidental y dijo: “He aquí, yo soy Jesucristo, de quien los profetas testificaron que vendría al mundo” Entonces Nefi escribe: “los de la multitud se adelantaron y metieron las manos en su costado, y palparon las marcas de los clavos en sus manos y en sus pies” ( 3 Nefi 11:10, 15 ).

Habían estado en Su presencia y podían testificar. ¿Qué significó Jesús para el joven José Smith? La aparición de Dios el Padre y de Jesucristo al joven profeta en tiempos modernos está descrita en sus propias palabras: “vi una columna de luz, más brillante que el sol, directamente arriba de mi cabeza Al reposar sobre mí la luz, vi en el aire arriba de mí a dos Personajes, cuyo fulgor y gloria no admiten descripción.

Uno de ellos me habló, llamándome por mi nombre, y dijo, señalando al otro: Éste es mi Hijo Amado: ¡Escúchalo! ” ( José Smith—Historia 1:16–17 ). El conocimiento y las experiencias espirituales no deben y no tienen por qué desaparecer de la mente del hombre moderno, pues los testimonios de los profetas antiguos y modernos se han registrado para el beneficio del hombre, y los creyentes de la actualidad testifican de esas verdades.

El hombre moderno debe reemplazar la incertidumbre y la duda con un deseo de saber más acerca de Jesús. Tenemos la responsabilidad y la gloriosa oportunidad de dar testimonio constante de Jesús el Cristo. Debemos testificar al mundo de Su divinidad, de la realidad de Su nacimiento en la carne tanto de origen divino como mortal.

Fue seleccionado para llevar a cabo la misión esencial de la Restauración y la Redención; y así lo hizo: fue crucificado y se levantó de la tumba, lo cual permitió que todo ser humano resucite por medio de esta maravillosa expiación de Jesús, tanto los santos como los pecadores.

Todos pueden caminar en el sendero del progreso eterno. Todo aquel que lo acepte a Él y se arrepienta recibe el perdón de sus pecados anteriores y la oportunidad de lograr la exaltación. “Yo soy el camino, y la verdad y la vida; nadie viene al Padre sino por mí” ( Juan 14:6 ). ¿Podría la mente humana concebir un concepto más noble para el destino del hombre? Jesucristo es la figura central.

Respondiendo a la pregunta: “¿Qué significa Jesús para el hombre moderno?”, testifico que Él significa todo.

¿Por qué Jesús murió en la cruz?

Jesús muere ‘en nuestro lugar’ o ‘por nosotros’ porque el pecado original, esa atmosfera de mal que nos rodea, nos aleja del Dios vivo y, por lo tanto, nos lleva a la muerte.

¿Cuál es el significado de Jesús?

Etimología – Del latín Iēsus, y este del griego antiguo Ἰησοῦς ( Iēsoũs ), del hebreo antiguo ישוע ( Yēshūa ), variante de יהושע ( Yəhōshūaʿ, ” Dios es salvación “).

¿Que le entrego el Padre a Jesús por su obediencia?

El Padre ha entregado todas las cosas a Jesús El que procede de arriba está por encima de todos; el que es de la tierra, procede de la tierra y habla de la tierra. El que procede del cielo está sobre todos. Lo que Él ha visto y oído, de eso da testimonio; y nadie recibe su testimonio.

  1. El que ha recibido su testimonio ha certificado esto: que Dios es veraz.
  2. Porque aquel a quien Dios ha enviado habla las palabras de Dios, pues Él da el Espíritu sin medida.
  3. El Padre ama al Hijo y ha entregado todas las cosas en su mano.
  4. El que cree en el Hijo tiene vida eterna; pero el que no obedece al Hijo no verá la vida, sino que la ira de Dios permanece sobre él.

Hoy completamos nuestro análisis de los primeros tres capítulos del Evangelio de Juan. Son alrededor de 24 sermones, y de esta forma, calculo que vamos camino a terminar el Evangelio en alrededor cinco años. Hago esta declaración, fundamentalmente, para enfatizar cuánto valoramos la Biblia como la misma Palabra de Dios.

La predicación a través de todo un libro, prestando atención a cada oración, es un hecho que habla por sí solo: nosotros, el pueblo y el predicador, nos sometemos a toda la Escritura. Tratamos de no saltar partes de la Biblia que puedan parecernos incómodas. Tratamos de no jugar al entretenimiento. Creemos que toda esta la Biblia es inspirada por Dios y nos es ganancia.

Juan dijo al final de su evangelio: “pero éstas se han escrito para que creáis que Jesús es el Cristo, el Hijo de Dios; y para que al creer, tengáis vida en su nombre” (Juan 20:31). Ese es nuestro gran propósito al adorar mediante este evangelio a nuestra manera: ver la gloria de Cristo y creer y tener vida eterna y gozo.

Jesús dijo: “las palabras que yo os he hablado son espíritu y son vida ” (Juan 6:63). Y Pedro dijo a Jesús “¿a quién iremos? Tú tienes palabras de vida eterna” (Juan 6:68). ¿Qué tipo de vida eterna es ésta? Es una vida eterna gozosa. Jesús dijo en Juan 15:11: “Estas cosas os he hablado, para que mi gozo esté en vosotros, y vuestro gozo sea perfecto”.

¿Por qué no querríamos dedicar cinco años nadando en este océano de vida y gozo?