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Como Se Hace El Vino Pipeño?

Como Se Hace El Vino Pipeño
6 tragos chilenos y cómo prepararlos El Dieciocho, como tantas otras fiestas, parece un momento de libertad y desenfreno, pero su celebración se enmarca en códigos y límites bastante rígidos y establecidos, con imperativos de consumo difíciles de eludir.

  1. Por ejemplo: ¿a quién se le ocurriría cocinar un pavo relleno en Fiestas Patrias? A los mismos que comerían empanadas en Navidad.
  2. O sea, solo a provocadores y amantes de la polémica.
  3. Pero el resto, suponemos, solo quiere pasarlo bien y no tiene problemas en someterse a las reglas no escritas de las celebraciones.

Y durante el Dieciocho, alguien sentenció, se hacen asados y se toman terremotos. Ahora bien, ¿en qué consiste realmente el terremoto? La historia de este trago, que no es para nada tradicional —el primer registro con ese nombre data recién de 1985, no más de 35 años—, no ayuda mucho: en El Hoyo dicen que lo inventaron ellos, pero en La Piojera también se lo atribuyen; en uno le ponen granadina, en el otro va con fernet; y hay recetas en las que se incluye pisco, ron o coñac.

  • Si el terremoto te parece muy dulce —o es la excusa que das para evitarlo, ya que en realidad te emborracha abruptamente, con poca delicadeza y no muy dignas consecuencias—, Maldito Barman entrega a continuación las recetas de otros tragos típicamente chilenos, y así poder disfrutar sin miedo de quedar como un antipatriota.
  • —2 cucharadas de helado de piña
  • —250 ml de pipeño o vino blanco
  • —60 ml de fernet
  • —Chorrito de granadina

El pipeño es un vino que se produce con cepa País u otras uvas criollas y se fermenta en tinajas de raulí —las llamadas pipas— en un proceso anaeróbico que genera una bebida dulce, frutal y con más alcohol que el vino “francés”. Fue denostado durante varias décadas por considerársele “un vino bruto, es decir, sin clarificación, filtración ni decantación alguna”, como lo definía Rodrigo Alvarado Moore, respetado enólogo chileno del siglo pasado. Pero ese estigma cambió, y ya sea por un genuino reconocimiento de su valor o solo por un abajismo de moda, el pipeño, de la mano del terremoto, se hizo transversal. Al menos durante el Dieciocho. Tanto así que la demanda suele superar a la oferta en estas fechas.

  1. Por eso Maldito Barman sugiere, si es que a las Pipas de Einstein se les agotó el stock, intercambiar el pipeño por vino blanco.
  2. La manera ideal de servirlo, según él, es en un vaso de medio litro.
  3. Agrego primero el helado, luego lleno con el pipeño, agrego el fernet —que puede reemplazarse con un araucano u otro licor de hierbas, como la manzanilla— y termino con un toque de granadina”.

Este último ingrediente no es su favorito. “La granadina no es más que azúcar líquida con colorante, solo hace más dulce un trago que ya lo es”, dice. “Evito usarla, pero le aporta color”.

  1. —Tres medidas (135 ml) de pisco
  2. —Una medida (45 ml) de vermut rojo
  3. —Hielo
  4. —Rodaja de limón

De este trago se sabe poco y, cuando la información falta, las teorías abundan. Que se creó en el campo, que viene de la mezcla de pisco con vino, que era muy popular a principios del siglo XX y que, como muchas otras costumbres, fue desapareciendo de las casas y los bares. Como Se Hace El Vino Pipeño “Hay varias formas de hacerlo”, dice Larraguibel, “pero yo aconsejo dos: agitar los ingredientes con hielo en una coctelera y servirlo en una copa de martini, bien fría”. La segunda, explica, es de manera directa: en un vaso corto con hielo. “Así queda más fuerte”.

  • —1 botella de vino tinto
  • —500 gr de frutillas
  • —Azúcar a gusto
  • —Curaçao o pisco
  • —Hielo

La abuela de Maldito Barman hacía la borgoña de un día para otro, y para eso dejaba las frutillas maduras, cortadas en trozos, macerando en el vino tinto. “Pero también se puede hacer en el momento”, dice, aunque no habrá ese intercambio de sabores que produce el tiempo.

  1. El borgoña, primo del clery —creado también en el siglo XIX, aunque con frutillas y vino blanco—, tiene este nombre por el intento popular de hacer parecer el fuerte vino chileno a esta variedad francesa, más dulce y aromática, añadiéndole fruta y azúcar.
  2. Si bien el intento era aparentar otra cosa, algo supuestamente más elevado como lo europeo, se terminó creando una bebida muy chilena, parecida a la sangría española, pero con ese dulzor que solo tiene la Fragaria chiloensis, la frutilla nacional.

Pero si tienes antojo de borgoña, y no puedes esperar de aquí a mañana, Larraguibel tiene una opción para los ansiosos: licuar el vino con la mitad de las frutillas, el azúcar y el hielo, colarlo y servirlo con más frutillas y algo de hielo. También se le pueden agregar licores si el objetivo no es solo refrescarse: una medida de pisco puede ser, o algunos le agregan curaçao, que además le aporta un sabor a naranja.

  1. —750 ml de espumante o vino blanco
  2. —Una taza y media o 300 ml de piña en trozos
  3. —Dos o tres cucharadas de helado de piña

¿Qué le pasa al chileno con el helado de piña? ¿De dónde provendrá ese extraño impulso por echárselo no solo a al pocillo de postre sino también a un vaso con pipeño o incluso a una fuente llena de espumante? Un microdocumental norteamericano de 1937, llamado, mostraba que en Chile era “muy popular” beber champaña mezclada con frutas. Debe ser nuestra obsesión por lo dulce, acostumbrados desde siempre a tener intensas frutas disponibles, la que nos empuja a empalagarlo todo con algo más de azúcar. Como sea, el ponche a la romana es una gran opción para saltarse el terremoto, o bien para variar y aprovechar el helado de piña, cuyas casatas siempre terminan con algún resto.

  • —2 chirimoyas grandes
  • —500 ml de jugo de naranja
  • —500 ml de vino blanco
  • Puede parecer un oxímoron pero es simplemente una ocurrencia de Larraguibel, el nombre que le dio a una especie de ponche de chirimoya, vino blanco y jugo de naranja.
  • “Funciona muy bien, queda muy refrescante”, dice sobre esta preparación, que no lleva helado de piña, pero sí una fruta muy chilena y de estación: la chirimoya.

“Comienza a salir ahora en septiembre y no dura muchos meses”, cuenta Maldito Barman, por lo que esta es una buena manera de homenajearla. Las instrucciones son: pelar, trocear y despepar dos chirimoyas grandes, juntarlas con medio litro de jugo de naranja —¡no néctar ni de sobre, por favor!—, hielo y llevarlos a la juguera.

  1. Luego agregar el vino blanco —”con tinto igual queda rico, pero se ve mejor con blanco”—, servir en vasos pequeños y saborear la primavera.
  2. No falta quien le pone Sprite o Limón Soda a sus preparaciones, para darle gas y aún más dulzor al brebaje.
  3. ¿Qué hay de añadirle bebidas gaseosas a los ponches? “El ponche real no tiene bebida de fantasía”, responde Larraguibel.

“Eso tendría que tener otro nombre, como los tintos de verano, muy comunes en España, que se hacen con vino y Fanta de limón, o el vino con soda, popular en Argentina. No soy enemigo de mezclar bebidas con vino, pero eso ya es un trago refrescante y no un ponche”.

  1. —1 parte de goma (45 ml)
  2. —1 parte de jugo de limón (45 ml)
  3. —3 partes de chicha bien gaseosa (180 ml)
  4. —Hielo
  5. Para actualizar el recetario, Bernardo Serrano, productor y fundador de —desde donde se pueden comprar packs para armar y preparar diversos tragos en casa—, propone un nuevo cóctel criollo:,

“Estábamos buscando algo diferenciador”, dice Serrano, tratando de combatir la hegemonía del terremoto en Fiestas Patrias, y para eso se fijaron en un producto del que se habla mucho pero se bebe menos. “Veíamos que la chicha estaba ahí, sin que se tome demasiado, porque la gente no sabe cómo aprovecharla”.

  • Quisieron primero hacer un sour —con goma y limón—, el cual funcionaba bien con una chicha fuerte, oscura y no tan gasificada, pero que no tenía una botella apta para ser despachada en sus packs.
  • Cuando encontramos una que servía —La Consentida, de la viña TerraMater, hecha con uvas moscatel—, nos dimos cuenta de que era mucho más clara y burbujeante, por lo que decidimos llamarlo chicha spritz”.

Es dulce y funciona muy bien como aperitivo, “perfecto para inaugurar la fonda”, dice Serrano, y prepararlo es sencillo: se mezcla primero la goma con el jugo de limón —para un mejor resultado conviene hacerlo en una coctelera—, se sirve en un copa balón o vaso largo con hielo y luego se agrega la chicha, incorporando suavemente para que no pierda el gas. Como Se Hace El Vino Pipeño *Los precios de los productos en este artículo están actualizados al 15 de septiembre de 2021. Los valores y su disponibilidad pueden cambiar. : 6 tragos chilenos y cómo prepararlos

¿Cómo se elabora el vino pipeño?

Es un proceso rápido, una vez que se miden los grados alcohólicos del vino, se envasa en chuicos de vidrio y se deja decantar para que todo el sedimento baje al fondo, este procedimiento se repite cuantas veces sea necesario a fin de obtener un pipeño claro y transparente.

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¿Cuántos grados de alcohol tiene el vino pipeño?

El proceso para la creación de la bebida duró aproximadamente un año, esto porque primero debieron crear los protocolos, esperar la vendimia de abril de 2013 y, finalmente, vino el proceso de producción que dejo por resultado cerca de 6 mil botellas de una sabrosa bebida con 8 grados de alcohol.

¿Cuánto dura el vino pipeño una vez abierto?

Hay que tener en cuenta que un vino abierto se puede consumir hasta pasadas 36 horas. Una vez que se ha abierto la botella, comienza la oxigenación del vino con lo que sus propiedades se diluyen.

¿Cuánto tiempo dura un vino pipeño?

Cuánto tiempo dura el vino abierto – Los aromas del vino encerrados en la botella, en algunos casos durante años, empiezan a liberarse nada más abrir la botella. Los compuestos aromáticos se volatilizan y van desapareciendo y el vino, en contacto con el aire, se oxida. Como Se Hace El Vino Pipeño vino-abierto-01 La duración del vino en buenas condiciones cuando ya está empezado se puede prolongar durante uno o dos días más utilizando una bomba de vacío para extraer el aire de la botella usando un tapón especial que queda puesto en la botella.

los vinos blancos y los rosados aguantan como máximo 3 días en la nevera y tapados con su corcho. los vinos tintos cosecheros (jóvenes) duran hasta una semana tapados con el corcho y en un sitio fresco y sin luz. los vinos envejecidos (crianzas, reservas y gran reservas) duran de 2 a 3 días tapados con el corcho y en sitio fresco sin luz. los vinos dulces como el Oporto, Madeira, Marsala, cuanto más dulces sean y más envejecidos estén más aguantan, lo normal es que duren semanas, pero un Oporto de 20 años puede durar otros 20 una vez abierto. los vinos espumosos pueden llegar a duras penas al día siguiente y solo si se tapan con un tapón especial para vinos espumosos.

¿Qué sabor tiene el pipeño?

Destaca por su simpleza, frutosidad, notas a cerezas y jugosidad. A mí me encanta acompañarlo con empanadas de pino, porque su sabor frutal se potencia y, de paso, aliviana lo pesado de este plato.

¿Cómo tomar el pipeño?

No es puro terremoto: otros tragos y maridajes para disfrutar del pipeño Como si fuera un familiar lejano del que solo nos acordamos para su cumpleaños, el vino pipeño vive el auge y caída de su demanda en un márgen de pocos días. Cuando se acerca el Dieciocho, miles se abalanzan a comprar bidones o garrafas de esta bebida en distribuidoras o botillerías; incluso en los supermercados, donde el resto del año brilla por su ausencia, figura en medio de los pasillos y bajo grandes carteles.

Este fenómeno de consumo estacional tiene un responsable: el terremoto, esa extraña y sensual bomba de azúcar y alcohol, nacida entre El Hoyo y La Piojera hace no más de 40 años, y que espontánea y misteriosamente se posicionó como cóctel emblema de Fiestas Patrias. Sin él no puede haber fonda, pero sin pipeño tampoco hay terremoto.

Al menos no uno genuino, si es que una palabra así puede ocuparse en un trago de espíritu improvisado y nada riguroso, que funciona porque justamente se puede hacer como a uno le plazca. Unos le ponen pisco, otros fernet, hay quienes lo adornan con granadina o con más azúcar; mientras tenga pipeño y helado de piña, al parecer, todo vale.

Pero el pipeño no es como los huevos de pascua o los dulces de Halloween, productos que el marketing industrial inserta una vez al año aprovechándose de ciertas fiestas extranjeras. Todo lo contrario: este vino tiene orígenes ancestrales, más antiguos que la misma república, y su producción sigue siendo mayoritariamente artesanal, regional y rural.

De hecho en el campo de la zona centro sur, en especial entre los ríos Perquilauquén y Biobío, es un vino que se consume a diario, que acompaña comidas, asados y celebraciones. “El pipeño es un símbolo del Chile mestizo”, lo describe el historiador Pablo Lacoste, académico de la Universidad de Santiago y especialista en patrimonio agroalimentario. Como Se Hace El Vino Pipeño, hasta hace poco el pipeño era un vino marginal, propio de campesinos pobres, elaborado a partir de uvas criollas y conservado en barricas de roble chileno, llamadas pipas. Para las élites, francófilas y obsesionadas con la cultura vitivinícola extranjera, este era un vino derechamente despreciable.

  • El expendio de pipeño debería estar absolutamente prohibido”, decía el enólogo Rodrigo Alvarado Moore, uno de los más influyentes en el país durante el siglo XX.
  • Sospechaba de la naturalidad de este vino, hecho generalmente con cepas país o moscatel de Alejandría —que no tenían el renombre de las uvas francesas—, casi sin intervención tecnológica, más frutal y ácido.

Mario Rivas, dueño de, famosa picada recoletana, emblema de esta bebida en Santiago, cuenta que “nuestro pipeño es un vino artesanal, natural, bruto, no filtrado, cuyas levaduras están vivas y activas”. Todas características que Alvarado Moore y la alta cultura detestaban.

Por suerte nadie siguió su consejo y el pipeño —gracias al terremoto pero también al ojo de viñas arriesgadas y prestigiosas— hoy vive uno de sus mejores momentos. “Si vas al valle de Itata, encontrarás toda una camada de jóvenes enólogos, chilenos y extranjeros, trabajando la uva país y dándole una vuelta a este vino”, dice Carolina Leiva, catadora certificada y encargada de Latinoamérica en,

“Se dieron cuenta que más que tecnología había que aplicar conocimiento en él, mezclando innovación con el saber ancestral del campo. Así estos vinos han crecido, se ponen más elegantes, toman aromas y personalidad”. Como el pipeño no es solo terremoto, veremos algunas maneras de aprovecharlo y disfrutarlo sin granadina ni helado de piña.

A mí me gusta el pipeño porque es un vino honesto”, confiesa Miguel Larraguibel, reconocido bartender y famoso en el rubro como, “Mucha gente se quedó con la idea de que era un mal vino, pero es ligero, fácil de tomar, muy alegre. Para mí no tiene nada que ver con el Dieciocho, porque funciona en cualquier época del año”.

Esta poca complejidad que tiene —que no es un defecto, para Larraguible, sino un atributo— hace que sea ideal para esta preprimavera, como un aperitivo antes de un almuerzo dominical. En el contexto de un asado, Leiva lo recomienda para acompañar choripanes, prietas suaves o chistorras.

Ayuda mucho con la entraña o un lomo de cerdo no tan aliñado”, dice. También hará buena dupla con unas sopaipillas con pebre o una empanada de pino. Hay pipeños que se elaboran con uva país y otros con Moscatel de Alejandría. La primera cepa, dice la catadora, es bien gastronómica y “se adapta mucho a las distintas comidas, ya que no cobra tanto protagonismo”.

Eso significa que si estamos frente a un plato no muy fuerte ni grasoso —como lasañas de verduras, quesos blancos o incluso una cazuela de ave—, el pipeño de país resultará un gran aliado. En las Pipas de Einstein, cuenta Rivas, lo hacen con Moscatel, por lo que él sugiere beberlo junto a pescados, mariscos o carnes blancas.

“Idealmente a unos 10 u 11º, no tan frío pero tampoco a temperatura ambiente”, dice. Su pipeño es un vino abocado, medio dulzón, por lo que puede funcionar tanto de bajativo como de iniciador de los brindis. Para estos efectos, “el pipeño de la viña Aupa —que es un 80% de país con un 20% de carignan— es algo más refinado: muy bueno, bien logrado y perfilado, elegante y juguetón”, lo describe el Maldito Barman.

Del valle del Maule, en San Javier, es tan lúdico que incluso lo venden en lata. Otra alternativa que propone Carolina Leiva es el Cacique Maravilla, uno de los pioneros en la revalorización del pipeño. “Ellos le dieron otra identidad, lo llevaron fuera de Chile y les fue muy bien”, dice. Con uvas de Yumbel, en el valle del Biobío, esta viña hace pipeños de cepa país —”tinto, bueno para acompañar carnes magras o salsas especiadas con pimentones— y también con ensamblajes de moscatel, torontel y corinto, más dulce y atractivo para mariscos fuertes —como ostiones y erizos— o aperitivos. Aunque la idea es no quedarse pegados en el terremoto, tampoco hay que restarle méritos a lo que ha logrado: “en un solo vaso consiguió unir a jóvenes y mayores, converger a lo urbano —el trago nació en un bar de la capital— con lo rural —el pipeño es campesino—, lo nuevo y lo viejo”, explica Lacoste. Aunque no es su trago favorito, Larraguibel tampoco lo denosta. Lo que sí hace es una invitación a prepararlo sin granadina. “Pero sí con fernet, ahí me encanta”, dice. Pero si te causa mala digestión —o es la excusa que das para evitarlo, ya que en realidad te emborracha abruptamente, con poca delicadeza y no muy dignas consecuencias—, el pipeño también puede ser base de otras preparaciones. Una que sugiere el dueño de las Pipas de Einstein es como ponche de frutas. “Puede ser de durazno, de melón, de chirimoya, de frutilla o de piña”, apunta. O sea, casi cualquiera que tenga carne blanda y mucho dulzor., el mismo Maldito Barman nos sugería hacer un terremoto alegre, un nombre contradictorio para un trago muy liviano y frutal.

  • Solo hay que “pelar, trocear y despepar dos chirimoyas grandes, juntarlas con medio litro de jugo exprimido de naranja —¡no néctar ni de sobre, por favor!—, hielo y llevarlos a la juguera”.
  • Luego agregar el pipeño, servir en vasos pequeños y saborear la primavera.
  • Ahora Larraguibel innova un poco más y promueve un pipeño sour, un cóctel mucho más sencillo e inofensivo que en su versión con pisco, pero no por eso menos atractivo.
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Tres partes de pipeño por una de jugo de limón —también puede ser de pomelo—, otra de goma y hielo. Batir bien y listo. Otra alternativa muy frutal y refrescante es el clery, un clásico de las fiestas caseras chilenas, que normalmente se hace con vino blanco pero que acá se puede reemplazar sin problemas por el pipeño.

Aunque es más veraniego —ya que lleva duraznos y frutillas, productos que aún no están en temporada—, se puede realizar con frutas en conserva. Si tenemos un litro de pipeño, solo es necesario picar dos tazas de duraznos y otras dos de frutillas. Si no son en conserva, hay que espolvorear sobre ellas azúcar a gusto para que se maceren y esperar entre 30 minutos y 45 minutos.

En ese momento se traspasan las frutas a una jarra de vidrio y se le agrega el pipeño. Se revuelve, se lleva al refri por al menos una hora y después verán cómo desaparecerá mágicamente por las gargantas de sus invitados. Como se ve, el pipeño es más versátil de lo que se cree.

Y mucho más poderoso simbólicamente. Ni más ni menos, dice Lacoste, “representa en un solo producto a la concepción mestiza gótico-mapuche”. Generalmente se elabora en pequeñas viñas, que no tienen monocultivo, donde persiste una amplia diversidad interespecie. “Las plantas de vid conviven con hortalizas, con verduras y plantas frutales, se pasean por ellas gallinas y se abonan con estiércol de oveja.

Es una producción muy amigable con el medioambiente”. El historiador incluso se arriesga y lo compara con el tango. “A principios de siglo XX era despreciado en Buenos Aires, pero cuando triunfó en París se convirtió en símbolo nacional, una especie de soft power.

¿Qué trago es el pipeño?

6 tragos chilenos y cómo prepararlos El Dieciocho, como tantas otras fiestas, parece un momento de libertad y desenfreno, pero su celebración se enmarca en códigos y límites bastante rígidos y establecidos, con imperativos de consumo difíciles de eludir.

  • Por ejemplo: ¿a quién se le ocurriría cocinar un pavo relleno en Fiestas Patrias? A los mismos que comerían empanadas en Navidad.
  • O sea, solo a provocadores y amantes de la polémica.
  • Pero el resto, suponemos, solo quiere pasarlo bien y no tiene problemas en someterse a las reglas no escritas de las celebraciones.

Y durante el Dieciocho, alguien sentenció, se hacen asados y se toman terremotos. Ahora bien, ¿en qué consiste realmente el terremoto? La historia de este trago, que no es para nada tradicional —el primer registro con ese nombre data recién de 1985, no más de 35 años—, no ayuda mucho: en El Hoyo dicen que lo inventaron ellos, pero en La Piojera también se lo atribuyen; en uno le ponen granadina, en el otro va con fernet; y hay recetas en las que se incluye pisco, ron o coñac.

  • Si el terremoto te parece muy dulce —o es la excusa que das para evitarlo, ya que en realidad te emborracha abruptamente, con poca delicadeza y no muy dignas consecuencias—, Maldito Barman entrega a continuación las recetas de otros tragos típicamente chilenos, y así poder disfrutar sin miedo de quedar como un antipatriota.
  • —2 cucharadas de helado de piña
  • —250 ml de pipeño o vino blanco
  • —60 ml de fernet
  • —Chorrito de granadina

El pipeño es un vino que se produce con cepa País u otras uvas criollas y se fermenta en tinajas de raulí —las llamadas pipas— en un proceso anaeróbico que genera una bebida dulce, frutal y con más alcohol que el vino “francés”. Fue denostado durante varias décadas por considerársele “un vino bruto, es decir, sin clarificación, filtración ni decantación alguna”, como lo definía Rodrigo Alvarado Moore, respetado enólogo chileno del siglo pasado. Pero ese estigma cambió, y ya sea por un genuino reconocimiento de su valor o solo por un abajismo de moda, el pipeño, de la mano del terremoto, se hizo transversal. Al menos durante el Dieciocho. Tanto así que la demanda suele superar a la oferta en estas fechas.

  1. Por eso Maldito Barman sugiere, si es que a las Pipas de Einstein se les agotó el stock, intercambiar el pipeño por vino blanco.
  2. La manera ideal de servirlo, según él, es en un vaso de medio litro.
  3. Agrego primero el helado, luego lleno con el pipeño, agrego el fernet —que puede reemplazarse con un araucano u otro licor de hierbas, como la manzanilla— y termino con un toque de granadina”.

Este último ingrediente no es su favorito. “La granadina no es más que azúcar líquida con colorante, solo hace más dulce un trago que ya lo es”, dice. “Evito usarla, pero le aporta color”.

  1. —Tres medidas (135 ml) de pisco
  2. —Una medida (45 ml) de vermut rojo
  3. —Hielo
  4. —Rodaja de limón

De este trago se sabe poco y, cuando la información falta, las teorías abundan. Que se creó en el campo, que viene de la mezcla de pisco con vino, que era muy popular a principios del siglo XX y que, como muchas otras costumbres, fue desapareciendo de las casas y los bares. Como Se Hace El Vino Pipeño “Hay varias formas de hacerlo”, dice Larraguibel, “pero yo aconsejo dos: agitar los ingredientes con hielo en una coctelera y servirlo en una copa de martini, bien fría”. La segunda, explica, es de manera directa: en un vaso corto con hielo. “Así queda más fuerte”.

  • —1 botella de vino tinto
  • —500 gr de frutillas
  • —Azúcar a gusto
  • —Curaçao o pisco
  • —Hielo

La abuela de Maldito Barman hacía la borgoña de un día para otro, y para eso dejaba las frutillas maduras, cortadas en trozos, macerando en el vino tinto. “Pero también se puede hacer en el momento”, dice, aunque no habrá ese intercambio de sabores que produce el tiempo.

  1. El borgoña, primo del clery —creado también en el siglo XIX, aunque con frutillas y vino blanco—, tiene este nombre por el intento popular de hacer parecer el fuerte vino chileno a esta variedad francesa, más dulce y aromática, añadiéndole fruta y azúcar.
  2. Si bien el intento era aparentar otra cosa, algo supuestamente más elevado como lo europeo, se terminó creando una bebida muy chilena, parecida a la sangría española, pero con ese dulzor que solo tiene la Fragaria chiloensis, la frutilla nacional.

Pero si tienes antojo de borgoña, y no puedes esperar de aquí a mañana, Larraguibel tiene una opción para los ansiosos: licuar el vino con la mitad de las frutillas, el azúcar y el hielo, colarlo y servirlo con más frutillas y algo de hielo. También se le pueden agregar licores si el objetivo no es solo refrescarse: una medida de pisco puede ser, o algunos le agregan curaçao, que además le aporta un sabor a naranja.

  1. —750 ml de espumante o vino blanco
  2. —Una taza y media o 300 ml de piña en trozos
  3. —Dos o tres cucharadas de helado de piña

¿Qué le pasa al chileno con el helado de piña? ¿De dónde provendrá ese extraño impulso por echárselo no solo a al pocillo de postre sino también a un vaso con pipeño o incluso a una fuente llena de espumante? Un microdocumental norteamericano de 1937, llamado, mostraba que en Chile era “muy popular” beber champaña mezclada con frutas. Debe ser nuestra obsesión por lo dulce, acostumbrados desde siempre a tener intensas frutas disponibles, la que nos empuja a empalagarlo todo con algo más de azúcar. Como sea, el ponche a la romana es una gran opción para saltarse el terremoto, o bien para variar y aprovechar el helado de piña, cuyas casatas siempre terminan con algún resto.

  • —2 chirimoyas grandes
  • —500 ml de jugo de naranja
  • —500 ml de vino blanco
  • Puede parecer un oxímoron pero es simplemente una ocurrencia de Larraguibel, el nombre que le dio a una especie de ponche de chirimoya, vino blanco y jugo de naranja.
  • “Funciona muy bien, queda muy refrescante”, dice sobre esta preparación, que no lleva helado de piña, pero sí una fruta muy chilena y de estación: la chirimoya.

“Comienza a salir ahora en septiembre y no dura muchos meses”, cuenta Maldito Barman, por lo que esta es una buena manera de homenajearla. Las instrucciones son: pelar, trocear y despepar dos chirimoyas grandes, juntarlas con medio litro de jugo de naranja —¡no néctar ni de sobre, por favor!—, hielo y llevarlos a la juguera.

Luego agregar el vino blanco —”con tinto igual queda rico, pero se ve mejor con blanco”—, servir en vasos pequeños y saborear la primavera. No falta quien le pone Sprite o Limón Soda a sus preparaciones, para darle gas y aún más dulzor al brebaje. ¿Qué hay de añadirle bebidas gaseosas a los ponches? “El ponche real no tiene bebida de fantasía”, responde Larraguibel.

“Eso tendría que tener otro nombre, como los tintos de verano, muy comunes en España, que se hacen con vino y Fanta de limón, o el vino con soda, popular en Argentina. No soy enemigo de mezclar bebidas con vino, pero eso ya es un trago refrescante y no un ponche”.

  1. —1 parte de goma (45 ml)
  2. —1 parte de jugo de limón (45 ml)
  3. —3 partes de chicha bien gaseosa (180 ml)
  4. —Hielo
  5. Para actualizar el recetario, Bernardo Serrano, productor y fundador de —desde donde se pueden comprar packs para armar y preparar diversos tragos en casa—, propone un nuevo cóctel criollo:,
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“Estábamos buscando algo diferenciador”, dice Serrano, tratando de combatir la hegemonía del terremoto en Fiestas Patrias, y para eso se fijaron en un producto del que se habla mucho pero se bebe menos. “Veíamos que la chicha estaba ahí, sin que se tome demasiado, porque la gente no sabe cómo aprovecharla”.

Quisieron primero hacer un sour —con goma y limón—, el cual funcionaba bien con una chicha fuerte, oscura y no tan gasificada, pero que no tenía una botella apta para ser despachada en sus packs. “Cuando encontramos una que servía —La Consentida, de la viña TerraMater, hecha con uvas moscatel—, nos dimos cuenta de que era mucho más clara y burbujeante, por lo que decidimos llamarlo chicha spritz”.

como hacer vino pipeño

Es dulce y funciona muy bien como aperitivo, “perfecto para inaugurar la fonda”, dice Serrano, y prepararlo es sencillo: se mezcla primero la goma con el jugo de limón —para un mejor resultado conviene hacerlo en una coctelera—, se sirve en un copa balón o vaso largo con hielo y luego se agrega la chicha, incorporando suavemente para que no pierda el gas. Como Se Hace El Vino Pipeño *Los precios de los productos en este artículo están actualizados al 15 de septiembre de 2021. Los valores y su disponibilidad pueden cambiar. : 6 tragos chilenos y cómo prepararlos

¿Cuánto tiempo puede durar un vino embotellado?

¿Cuánto tiempo puedo conservar un vino? – La Parafernalia del Vino Muchas veces se ha dicho que el vino es un producto vivo y en continua evolución. Hemos visto que en el envejecimiento de un vino se diferencian tres fases. La duración de cada una de ellas depende de muchos factores, como son el tipo de vino del que se trate, las variedades con que esté elaborado, el tipo de crianza que haya recibido, su composición, las condiciones de almacenaje que haya tenido hasta ese momento o las condiciones de conservación en que nosotros lo mantengamos.

Vinos Jóvenes: no más de un año de guarda y puede ser un poco más para los vinos que han pasado por barrica algunos meses (vinos jóvenes robles) pero no mucho más. Vinos Crianza: entre cuatro a cinco años. Vinos Reserva: entre ocho a diez años. Vinos Gran Reserva: 15 años o más.

: ¿Cuánto tiempo puedo conservar un vino? – La Parafernalia del Vino

¿Cuándo termina de fermentar el vino?

Durante la fermentación, las levaduras convierten el azúcar de la uva en alcohol (etanol ) y dióxido de carbono ; en el proceso se genera calor (energía). La duración de este proceso depende de varios factores, como la temperatura, el tipo de levadura utilizada, el tamaño del recipiente de fermentación y la madurez (es decir, el contenido de azúcar) de las uvas.

  1. Por término medio, la fermentación alcohólica dura unos diez días, a veces algo menos de una semana, más a menudo entre dos y tres semanas.
  2. En casos excepcionales, la fermentación puede durar incluso varios meses.
  3. Como ya se ha dicho, el enólogo puede influir activamente en el curso y la duración de la fermentación, por ejemplo, eligiendo las levaduras y controlando la temperatura: Las levaduras ya están presentes en el mosto o el puré en su forma natural, siempre que no hayan sido eliminadas por la sulfuración,

Si se utilizan estas levaduras naturales para fermentar el mosto o el puré, se habla de Fermentación espontánea, Sin embargo, este tipo de fermentación presenta incertidumbres porque las levaduras naturales pueden no ser lo suficientemente fuertes como para completar la fermentación por completo o pueden producir compuestos químicos indeseables que pueden afectar al sabor del vino o incluso plantear problemas de salud,

Por esta razón, las levaduras naturales suelen matarse mediante sulfuración y, a continuación, la fermentación se lleva a cabo de forma controlada con levaduras de cultivo puras. Levaduras de cultivo puro estas levaduras tienen ciertas propiedades que se conocen de antemano porque han sido criadas especialmente.

Esto significa que se pueden seleccionar y utilizar específicamente para la fermentación del mosto o del puré. Con las levaduras adecuadas, también se puede influir en gran medida en el carácter aromático del vino. La adición de coadyuvantes de fermentación y de sales nutritivas de levadura puede apoyar el trabajo de las levaduras de raza pura.

Un factor importante en la fermentación es la temperatura. Tradicionalmente, la temperatura de fermentación era más o menos autorregulada y dependía de la temperatura de la bodega. En las bodegas modernas, los tanques de fermentación pueden enfriarse y, por tanto, la temperatura de fermentación puede controlarse activamente: cuanto más baja sea la temperatura, más lento será el proceso de fermentación (fermentación en frío ).

El tamaño de los depósitos de fermentación también afecta a la temperatura de fermentación: cuanto más pequeños sean los depósitos, menor será la temperatura de fermentación. La temperatura de fermentación y el tiempo de fermentación asociado tienen una gran influencia en el estilo del vino Por lo general, las levaduras trabajan hasta que los azúcares presentes (o añadidos) en la uva se convierten completamente en alcohol, o el nivel de alcohol es tan alto que las levaduras dejan de funcionar.

  • Entonces se aletargan y mueren, ya que no pueden sobrevivir en un entorno demasiado alcohólico.
  • Sin embargo, entre las levaduras puras hay tipos especialmente eficaces que pueden alcanzar fácilmente el 16% en volumen,
  • Si el bodeguero quiere producir un dulzura residual Vino, puede detener la fermentación prematuramente.

Esto puede hacerse enfriando o añadiendo azufre. Una tercera variante consiste en dejar el vino to ferment fully y luego añadir reserva dulce para volver a aumentar el contenido de azúcar del vino. La reserva dulce es un mosto de uva no fermentado (es decir, dulce) que se ha protegido de la fermentación no deseada mediante la esterilización.

¿Cuánto cuesta el pipeño?

Pipeño Blanco – Bidón 5Lts Pipeño Blanco – Las Pipas de Einstein Elaborado con uva Moscatel de Alejandría. Su elaboración es natural y sin químicos. Se estrujan las uvas en moliendas junto con el hollejo y el escobajo, fermentando todo junto sin filtración, resultando un vino a la vista turbio y borroso, que antaño era guardado en pipas, lo que origina su nombre: Pipeño.

Detalle = $ 9000 c/u Precio Desde 20 Bidones = $ 8500 Precio Desde 50 Bidones = $ 8000 Precio Desde 100 Bidones = $ 7500

: Pipeño Blanco – Bidón 5Lts

¿Dónde se guarda el pipeño?

Antiguamente este vino era transportado y guardado en un tipo de vasijas, en pipas, lo que origina su nombre : pipeño. Estas pipas se guardaban en grandes bodegas, bodegas que cuando uno visita y camina por los alrededores, nos hablan de los diferentes momentos históricos que ha vivido este sector.

¿Qué hacer para que el vino no se convierta en vinagre?

Para prevenirlo, su temperatura no debe superar los 14 o 15 grados y evitar una sobreexposición al oxígeno. Si las bacterias proliferan en el vino antes de la fermentación del alcohol, significa que el ‘acetobacter’ está extendido por todo el vino, incluso en el propio viñedo.

¿Cómo se produce el vino verde?

¿Cómo se elabora? – Se elabora con una uva casi sin maduración, dándole un toque sutilmente espumoso con tintes ácidos. Uva de donde nace el vino verde. Se produce en la provincia Minho, al noroeste del país, su región se caracteriza por tener un conjunto de pequeños productores locales que le dan a su vinho verde un toque único y diferenciador. Provincia Minho.

¿Cómo evitar que el vino se convierte en vinagre?

Las principales medidas para evitar que el vino se pique son preventivas y pasan por una correcta higiene de las bodegas, por evitar que el vino tenga una exposición prolongada y sin control con el oxígeno, por rellenar las barricas sin dejar espacios de aire.