El secreto del vino está en la uva Si de vinos hablamos debemos saber que existen tantos tipos de vino como variedades de uvas, ya que algunos son mezclas de distintas cepas. Existen dos tipos fundamentales de uvas para hacer vino: las blancas y las rojas (o tintas), son la materia prima pues de ellas dependen el sabor y el aroma, las principales variedades empleadas en la elaboración de los vinos tintos son: Cabernet Sauvignon, Merlot, Syrah y Pinot Noir, para los vinos blancos se emplean uvas de las cepas: Chardonay, Riesling, Chenin, Sauvignon Blanc, y Semillion.
Las variedades de uvas producidas en México son, para tintos: Barbera, Cabernet Franc, Cabernet Sauvignon, Claret, Grenache, Merlot, Misión Nebbiolo, Petite Sirah, Ruby Cabernet, Tempranillo y Zinfandel. Para vinos blancos: Chardonnay, Chenin Blanc, Fumé Blanc, French Colombard, Sauvignon Blanc y Semillion.
Los vinos se clasifican por razón de color en tinto, blanco, rosado y clarete, también por su envejecimiento, por cantidad de tipo de uvas, por presión de gases disueltos, cantidad de azúcar y denominación de origen. Finalmente en otro tipo de clasificación podríamos decir que el tinto es intenso y apasionado, el blanco sobrio y elegante, el rosado suave y divertido; el clarete es un poco más intenso, es un vino joven y no muy comercial.
- Aproximadamente el 70% del vino que se consume en México procede del exterior, principalmente de España, y de cada 10 botellas que se venden, seis son de vino tinto, tres de vino blanco (de esas tres, una es de vino espumoso) y cinco de vino rosa.
- ¿Sabías qué? El Champagne es un vino blanco espumoso que está elaborado con tres tipos de uvas, de las cuales dos son tintas.
: El secreto del vino está en la uva
¿Cuál es la uva de vino?
Partes de la Uva
Posted on 02/12/2018 07/08/2021
La uva es el ingrediente esencial para la elaboración de vino. Se denomina uva a cada uno de los frutos de la planta conocida como vid. En la vid estos frutos se encuentran agrupados, en diferentes formas y cantidades variables, formando racimos. Es muy frecuente que escuchemos a los viticultores y elaboradores afirmar que el vino se hace en el viñedo.
- Con frases como esta y similares se está destacando la importancia que la calidad de la uva, que desde el viñedo llega a la bodega, tiene a la hora de producir un buen vino.
- Este punto de vista nos ha llevado a que, en la actualidad, la preocupación máxima respecto a la uva sea la calidad.
- Esta calidad se entiende como la correcta maduración de todos los componentes de la uva así como un perfecto estado sanitario.
Este objetivo basado en la calidad de la uva, contrasta con el que imperaba en tiempos anteriores, donde obtener un gran volumen de producción era lo más importante. Producir grandes cantidades de uva aún puede ser un objetivo destacado en nuestro tiempo, sobre todo a la hora de elaborar tanto vinos de granel como básicos, ya que en ellos la menor calidad de la uva no es un problema. Las vides pertenecen al género vitis y en este género podemos distinguir diferentes especies. Algunas de ellas son muy utilizadas en la vinificación, como vitis vinifera, mientras que otras lo son mucho menos o incluso no se utilizan. En la actualidad la elaboración de vino se realiza principalmente con cientos de diferentes variedades de la especie vitis vinifera, como Cabernet Sauvignon, Tempranillo o Riesling.
Estas variedades que utilizamos en todo el mundo para vinificación sólo pueden hacerlo gracias a la colaboración de otros géneros de vitis, A mediados del siglo XIX llegó desde América a Europa una plaga, conocida como Filoxera, que diezmó los viñedos de las diferentes variedades de vitis vinifera,
Las plantas morían a causa del ataque del insecto responsable de la plaga y sólo pudieron salvarse gracias a la utilización de otras especies de vides de origen americano, como vitis rupestris, vitis riparia o vitis berlandieri. Se utilizaron estas especies como pies que se plantaban en la tierra, ya que son resistentes al insecto, y se injertaba en su parte aérea la variedad elegida de vitis vinifera, Los racimos de uvas que encontramos en la vid pueden presentar diversos tamaños y formas pero siempre están compuestos por dos elementos principales, una parte leñosa conocida como raspón o escobajo y los frutos propiamente dichos. La función principal del raspón es sostener y alimentar a la otra parte del racimo, las uvas.
El raspón se une a cada una de las uvas que componen el racimo mediante el pedúnculo o pedicelo, que además de sujetarlas, hace las veces de cordón umbilical entre la vid y su fruto. El raspón puede en ocasiones utilizarse durante la vinificación pero lo más habitual es que sea descartado al inicio, mediante el despalillado.
La uva, habitualmente de forma ovalada o esférica, está formada por una piel exterior que denominamos hollejo y en su interior tenemos la pulpa y las pepitas, variables en tamaño y cantidad según las distintas variedades. A partir de estas partes sólidas obtendremos en la bodega una parte líquida, el mosto, que será la base imprescindible para la elaboración del vino,
- El mosto se consigue cuando rompemos la piel de la uva y ejercemos presión sobre la pulpa.
- La uva que se utiliza en la elaboración del vino es diferente a la que se comercializa directamente para consumo humano, conocida como uva de mesa.
- En general las uvas de mesa son de mayor tamaño que las de vinificación pero esa no es su principal diferencia.
Las uvas de mesa cuentan habitualmente con una piel fina y blanda, una gran proporción de pulpa en relación al hollejo, que hace más agradable su consumo, y en muchas ocasiones ni siquiera presentan pepitas. Por su parte las uvas de vinificación suelen presentar habitualmente pieles más gruesas y duras, una pulpa proporcionalmente menor si la comparamos con el hollejo y las pepitas, un mayor contenido de zumo en relación a su pulpa y finalmente más azúcares y ácidos.
Estas últimas uvas no suelen comercializarse para consumo directo, al igual que las de mesa no suelen utilizarse para vinificación. Por su parte, las distintas variedades de vid también presentan diferentes tipos de uvas. La principal diferencia se encuentra entre las variedades blancas y las variedades tintas.
Las primeras, además de la obvia diferencia de color, suelen presentar hollejos más finos que las segundas pero también encontraremos multitud de formas, tamaños e incluso diferentes tonalidades de color entre todas ellas. Cada una de las partes de la uva, en función de su composición, juega un papel diferente e importante en la elaboración del vino y más allá de los matices podemos resumir las distintas aportaciones que realiza cada una de ellas. La pulpa y el mosto que se obtiene de ella son la parte más importante de la uva, sobre todo en los blancos, ya que contienen los componentes principales que llegarán hasta el vino finalizado, El mosto es incoloro en todas las variedades de uva, a excepción de unas pocas conocidas como tintoreras, por lo que es posible hacer vinos blancos con variedades tintas.
El mosto está compuesto fundamentalmente por agua, azúcar y ácidos aunque podemos encontrar multitud de otros elementos en cantidades menores. El agua es el elemento principal del mosto por volumen, de la misma manera que también lo es en el vino. Los azúcares de la pulpa son a su vez el elemento fundamental para obtener vino ya que se transformarán posteriormente en su contenido diferencial, el alcohol.
Esta transformación se llevará a cabo por las levaduras, a través del proceso conocido como fermentación alcohólica. Por su parte, los ácidos son imprescindibles para que el vino, una bebida ácida por definición, obtenga el equilibrio necesario que permita su consumo y disfrute.
Los ácidos presentes en la uva se van modificando a lo largo del proceso de maduración pero en el momento de la vendimia los principales serán, por orden de volumen, el ácido tartárico y el málico además de otros en mucha menor proporción. Estos ácidos presentes en la uva se irán modificando, reduciendo o aumentando su volumen e incluso transformándose en otros, a lo largo de distintos procesos de vinificación, como la fermentación alcohólica o la fermentación maloláctica,
El hollejo, o piel de la uva, es importante para la vinificación tanto por lo que contiene en su superficie como en su interior. La piel tiene en su exterior una capa que la recubre, con aspecto de cera, conocida como pruina. En esta capa podemos encontrar levaduras que llegan desde el viñedo hasta la bodega y que en ocasiones se utilizarán para realizar la fermentación alcohólica del mosto.
- La parte interior de la piel contiene los componentes fenólicos, formados por los compuestos que aportan las diferentes características organolépticas a cada una de las variedades de uva, los taninos y los pigmentos que dan color al vino.
- Los compuestos de color son muy relevantes en la elaboración de los vinos tintos que, para extraerlos, realizan la fermentación alcohólica en contacto con las pieles.
En los vinos blancos esta práctica no se realiza, en la mayoría de los casos, para evitar su coloración. En los vinos rosados este contacto con las pieles puede ser más o menos prolongado, en función de la cantidad de color que se pretenda extraer. Finalmente el raspón y las pepitas juegan papeles de menor relevancia en los procesos de vinificación.
- Durante los procesos de manipulación de las uvas se pone especial atención en no romper las pepitas ya que su contenido aporta características amargas al vino.
- El raspón, por su parte, sólo llegará hasta la bodega en el caso de las vendimias manuales ya que en las mecanizadas permanece en la vid, una vez recogidas las uvas que se desprenden de ellos.
Hasta tiempos recientes prácticamente no se utilizaba el raspón en las vinificaciones porque, por diferentes motivos, puede aportar características negativas al vino pero en la actualidad hay un número creciente de elaboradores que usan una proporción variable de ellos durante la fermentación alcohólica. Ricardo Sanchoyarto es el autor de este artículo. Es formador y divulgador del vino además de editor y propietario de Aprender de Vino.
¿Qué parte de la uva le da color al vino tinto?
¿Qué determina el color del vino? Esta entrada fue publicada el 9 abril, 2015 por Bodega Santa Cecilia, Como se suele decir, todo depende del color con que se mire. Pero en el caso de los vinos, no solo depende de nuestro punto de vista. Hay otros factores físicos que son claves en la enorme gama de colores que podemos encontrar en los diferentes vinos.
- Los responsables del color definitivo de un vino son los polifenoles, que se dividen a su vez en antocianos y taninos: Los antocianos se encuentran en la pulpa y sobre todo en la piel de las uvas.
- Son los causantes del color definitivo del vino tinto.
- Los taninos se encuentran en piel, pepitas y raspón.
Son los responsables de ese matiz astringente de algunos vinos. Cuando se trata de vinos jóvenes, hablamos siempre de compuestos químicos muy cambiantes, que se combinan a su vez con otros taninos, forman polímeros más estables, hasta proporcionar el color definitivo del vino.
- Por otro lado, durante la maceración, los antocianos pasan de tonos azules hacia colores rojizos o anaranjados, así que, como vemos, el envejecimiento deja huella en el color del vino.
- En el caso de vinos tintos más jóvenes, es habitual una coloración púrpura, violeta o malva, que según avanza pasa a ser más rojiza o teja, y los bordes tienden a tonos caobas.
Lo reservas y grandes reservas suelen tener tonos más apagados y traslúcidos que los más jóvenes. Los vinos blancos suelen tener tonos más pálidos, limón o pajizos en sus primeros años, con toques verdosos y bordes blanquecinos. Suelen evolucionar a tonalidades doradas, incluso ámbar.
- Los vinos rosados evolucionan desde el rosa y poco a poco van obteniendo tonalidades anaranjadas, hasta naranjas más claros, incluso amarillentos.
- Además del proceso químico y del envejecimiento, hay razones puramente naturales que influyen decisivamente en el tono y coloración final de un vino, como son el tipo de uva (por ejemplo, la Rossese o la Pinot Noir tiñen menos sus vinos), las condiciones climatológicas (lluvia y horas de sol a las que ha sido expuesta), los métodos de elaboración o su conservación.
Está claro que el color es parte de la experiencia completa de una buena copa de vino. Aunque cuando tomamos un sorbo y entornamos los ojos de placer, nos olvidamos un poco de él para pasa a otras nuevas sensaciones. Fuente foto: www.riberadelguadiana.eu : ¿Qué determina el color del vino?
¿Cuál es la mejor uva para vino?
Cabernet Sauvignon – Es, probablemente, la uva francesa más extendida y la uva utilizada en muchos de los mejores vinos tintos del mundo, Aporta una acidez agradable al vino, y envejece extraordinariamente bien en barrica, por ello, se utiliza mucho en coupages (mezclas varietales), para dar mayor estructura y duración a los vinos.
¿Qué diferencia hay entre vid y parra?
Diferencias entre vid y parra Es una de las dudas habituales de los amantes del vino pero, también, de los amantes de la jardinería. Para muchos, la pregunta es evidente: ¿son la parra y la vid especies vegetales diferentes? Algo que surge, fundamentalmente, por la imagen mental que tenemos de lo que es una vid y lo que sabemos que es una parra.
- Resulta curioso saber que la parra no deja de ser una vid podada de una manera diferente,
- Mientras a la primera se le suele dar una forma arbustiva y, habitualmente, no se le permite alcanzar un gran tamaño; la parra es una vid que se ha dejado crecer en altura.
- Como planta trepadora que es, la vid sin pautas de crecimiento puede llegar a alcanzar una envergadura importante.
Tanto que puede llegar a alcanzar los seis metros de altura. Y, ahora que sabemos que son la misma planta, ¿cuál es la más adecuada para la vinificación? Una pregunta que no tiene una respuesta universal sino que, más bien, se administra de distintas maneras a lo largo y ancho de nuestra geografía.
¿Qué uva es el vino Rose?
Quizá sea la llegada de la primavera, pero nos han entrado unas ganas tremendas de disfrutar de un vino rosado en alguna terraza al sol ¿Te unes? Lo primero que necesitamos saber es de dónde vienen los vinos rosados, Un rosado es, básicamente, un vino tinto con poca maceración.
Proviene de uvas negras (o mezcla de uvas negras y blancas) y la tonalidad del rosado dependerá del tiempo de maceración : a menor tiempo, color más tenue y blanquecino; y a mayor tiempo de maceración, color más púrpura o violáceo. La calidad de un rosado es independiente de su color más o menos tenue.
En España se producen una variedad increíblemente deliciosa de vinos rosados. Te invitamos a conocerlos un poco más para descubrir cómo acompañar un vino rosado.
¿Cuál es el vino más rojo?
Descubre todo lo que tienes que saber sobre los colores del vino tinto Dependiendo de la edad y de la variedad, los colores de los vinos tintos van desde la gama de los púrpuras hasta los rojos profundos y/ o terrosos, pasando por el rubí o granate. Las uvas utilizadas para elaborar vinos tintos contienen en su pulpa, pero sobre todo en su piel, “pigmentos” denominados antocianos,
- Estos entran en contacto con el mosto durante el proceso de maceración y le aportan coloración.
- El color del vino dependerá de la cantidad de antocianos que contenga -las diferentes variedades tintas producen diferentes niveles- y la forma o expresión en que estos estén presentes.
- ¿Sabías que el color más común en los tintos es el rubí?.
A continuación te damos una serie de tips para que tengas en cuenta a la hora de determinarlo:
Púrpura: cuando el vino tiene un color azul o púrpura evidente. Rubí: cuando el vino tiene un intenso color rojo, con cierta transparencia. Granate: Cuando el vino tiene matices naranjas o marrones pero sigue predominando el color rojo, Teja: Cuando el vino tiene tonalidades más marrones que rojas.
El color nos señala la edad y evolución del vino. Por regla general, los vinos blancos, a medida que van envejeciendo, se ponen “más oscuros” (tienden al color ámbar) mientras que los vinos tintos, en cambio, se van acercando más a la gama de los café y se vuelven “más transparentes”.
Los tintos jóvenes tienden hacia los matices rojos, púrpuras y azules. Por el contrario, en los vinos de guarda, cuanto más evolucionado este se encuentre, mayor será la tendencia hacia el color teja como resultado del proceso de oxidación (por el contacto del vino con el oxígeno a través de las microporosidades del corcho) y hacia un aspecto más transparente – dado que sus sustancias colorantes habrán precipitado.
Obviamente, cada cepa tiene su propia coloración. Por ejemplo, el color típico de un Cabernet Sauvignon es púrpura mientras que el de un Pinot Noir es más cercano al rubí. Y tú, ¿qué estás esperando para descubrir el color de tu vino de Concha y Toro favorito? : Descubre todo lo que tienes que saber sobre los colores del vino tinto
¿Cuál es la mejor uva de vino?
Uso en vinos – La cabernet sauvignon es usada para preparar algunos de los mejores vinos tintos gracias a sus propiedades y aromas. Aporta agradables tonos ácidos, además de ser una uva que envejece muy bien en barrica, Tiene un tono azul oscuro y negro, y se puede cultivar en casi cualquier parte del mundo.
¿Qué uva lleva el Rioja?
En general, para elaborar un vino Rioja crianza se emplean dos variedades de uva principalmente: la variedad Tempranillo y la variedad Garnacha. Según el tipo de vino que se quiere obtener, se emplean las variedades blancas, tintas o una mezcla de ambas.
¿Cuántas clases de uva hay para hacer vino?
En el mundo son famosas las variedades de uva francesas como Cabernet Sauvignon o Merlot. Pero cualquier bebedor de vinos que frecuente los rincones del mercado habrá notado que en los últimos años comenzaron a aparecer variedades de nombres extraños.
Si para una mayoría, por ejemplo, Cabernet Franc aún suena extraño, variedades de uva como Mourvedre o Cordisco tiene que sonar directamente de otro planeta. Se estima que en el mundo hay más de tres mil variedades de uva de las cuáles muchas tienen aptitud para hacer vino. Y mientras que en el mercado argentino mandan un puñado, con el Malbec a la cabeza, en los márgenes del negocio aparecen algunas variedades interesantes para seguirle los pasos.
El asunto es que están en la góndola. Y muy de a poco, van perfilando una tendencia que tiene dos vertientes claras: por un lado, la recuperación de variedades de uva plantadas y olvidadas; por otro, la adaptación de variedades de uva que son exitosas en determinadas zonas del mundo cuyo potencial es auspicioso en nuestro medio.
Entre estas últimas se cuentan los más interesantes experimentos locales. Un puñado de blancas El mercado de vinos blancos gana sofisticación en la mediana y alta gama. Muchos de los vinos que destacan son cortes de variedades tradicionales como una forma de hallar nuevos sabores; el ejemplo perfecto son los White blend.
Otras, simplemente exploran nuevos varietales. Es el caso del vino que Bodega Norton presentó esta semana: Norton Grüner Vertliner (2018, $450). La variedad es la más representativa de Austria y da blancos con cuerpo y acidez acentuada. Por ahora son los únicos que la producen aquí, pero no tardarán en copiarlos.
Otra de las innovaciones blancas viene de la mano de Galicia: el Albariño es una variedad aromática que, en las Rías Baixas da vinos de elevada acidez y que, cultivada en Mendoza, se vuelca a una perfil más tropical y de frescura lograda. Así es, por ejemplo, Las Perdices (2018, $534) que ya es casi un clásico en la materia.
Otra de las innovaciones en materia de variedades de uva proviene desde Italia, Sicilia para ser precisos, con una uva llamada Fiano. Blanco con cuerpo y tensión, llegó a haber algunos vinos comerciales con esta variedad, tanto en la línea Críos de Susana Balbo como Santa Julia Innovación. Algunas tintas calientes La innovación en materia de uvas tintas persigue un objetivo claro: encontrar variedades que se adapten bien a terruños calientes y que permitan hacer vinos tintos con gracia y frescura. Por eso, en las generales de la ley, los productores apuntan su búsqueda al sur Francia y España para ubicar uvas que desarrollen ese carácter.
- En área mediterránea, arrancando en las apelaciones francesas del Rhone, desde Aix en Provence, Chateau Neuf Du Pape, hasta Languedoc-Roussillon y siguiendo a Yecla, Alicante y Jumilla en España ofrecen un puñado de uvas que son las que están dando margen creativo en nuestro país.
- La razón es sencilla: en la costa del las uvas están sometidas a grandes calores y dan vinos con buena gracia.
Así, en nuestro mercado se consigue Mouverdre, una tinta con mucho cuerpo y frescura elevada que, incluso muy madura por el calor y el sol, sostiene la tensión de los vinos. El problema es si queda verde. De modo que la exploración está atada al desarrollo de zonas moderadas.
En nuestro medio se puede probar el rosé Alma Gemela Mourvedre (2018, $500) y bajo el nombre español de la variedad, el tinto Ver Sacrum Monastrell (2017, $600). Garnacha es la otra jugadora que viene creciendo. Esta uva mediterránea da tintos de poco o mucho color según el estilo, pero siempre vinos de buena frescura y taninos moderados.
Razón más que suficiente para que aquí la estén plantando y desarrollando productores en plan de renovación estilística. Buenos ejemplos para descubrir son Los Cardones Tigerstone Garnacha (2015, $650) y Desquiciado Garnacha (2017, $300) y Pala Corazón Maceración Carbónica Garnacha (2017, $300).
- También hay una vertiente italiana en variedades como Cordisco, conocida como Montepulciano en la península donde su nombre está protegido.
- Aquí lo produce Durigutti Proyecto Las Compuertas (2018, $450) en un estilo delgado y a la vez intenso en sabor.
- Hay otras tantas variedades.
- Estos son sólo un puñado de ricos vinos para explorar.
Las que vuelven a la luz Entre las que más suenan para el rescate emotivo en vinos, dos uvas blancas marcan la cancha. Por un lado, Pedro Giménez, otrora una variedad de volumen desechada por falta de mérito, hoy vuelve al ruedo en el este de Mendoza con vinos poco aromáticos pero de rica boca, como pude ser Alma Gemela Pedro Giménez (2018, $500).
¿Cuál es la uva de vino tinto más dulce?
¿Cuál es más dulce Merlot o Cabernet Sauvignon? – La uva Merlot tiene un sabor algo más suave que la Cabernet Sauvignon por lo que se podría afirmar que es más dulce. Sin embargo, hay muchas variedades de uva con un sabor mucho más suave y una dulzura más acentuada respecto a estas dos, como por ejemplo la Lambrusco, la Brachetto o la Croatina.