¿Cuál es la copa adecuada para cada tipo de vino? | LUSINI Elegir el vino adecuado para cada comida es todo un arte. Además, no solo hay que maridar el vino: la copa también juega un papel decisivo a la hora de degustar el aroma y el sabor de un buen vino. Existe una enorme variedad de copas: puede cambiar su forma, el volumen, la altura, el diámetro, el grosor y el material. Resulta bastante difícil seleccionar la copa adecuada para cada tipo de vino. La forma de la copa deberá responder de forma óptima a las características del vino, realzando los matices de su aroma y su sabor.
- En LUSINI te mostramos cómo elegir una copa adecuada puede dar valor al vino y hacerlo todavía más aromático.
- La clásica está compuesta por tres partes: el cáliz, el tallo y la base.
- Estos tres componentes deben formar un sistema perfectamente armonizado para mantener la copa en equilibrio.
- La copa deberá poder sujetarse con la mano de forma cómoda y estable al llenarse con la cantidad de vino correcta.
La base permite apoyar la copa de forma segura y su diámetro no debe ser mayor que el del cáliz. La copa se sostiene desde el tallo, para que el calor de la mano no aumente la temperatura del vino, ya que los aromas se ven muy influenciados por la temperatura.
- Las principales y más importantes diferencias se aprecian en los cálices de las copas.
- Esto es lo que determina el tipo de copa de vino del que se trata.
- Según la forma, el volumen y la amplitud de la boca se destacan unas características del vino u otras.
- Según la forma, el vino activará diferentes papilas gustativas y estará más influenciado por el dulzor, el toque afrutado o la acidez.
En líneas generales podemos distinguir entre copas de vino blanco, tinto o espumoso en función de la forma que tengan. Las son amplias y tienen una boca grande. Su cáliz voluminoso amplía la superficie del vino y permite airearlo mejor, desplegando de nuevo su aroma de forma idónea.
¿Qué copa se usa para tomar vino tinto?
1. Copas para vinos tintos – Para los se utilizan las copas tradicionales de tulipa o las impitoyables ovaladas con la boca ligeramente cerrada para concentrar el aroma y que el vino no se airee de forma excesiva. Los vinos crianza, reserva o gran reserva se servirán en una copa ligeramente mayor y algo más abierta.
¿Qué copa se usa para el vino blanco?
Copa para vino blanco – Una clásica copa para vino blanco tiene un tazón en forma de letra U y más recto que una de tinto, Esta forma permite mantener una temperatura fresca del vino que, como recordamos, es muy importante para apreciar sus cualidades. Los vinos blancos siempre deben estar bien refrigerados para mostrar sus aromas y crujiente frescura, como por ejemplo las notas cítricas y especiadas de Trio Sauvignon Blanc,
¿Como debe ser una copa de vino?
¿Cómo debe ser una copa de vino? – Como veremos a continuación, existen muchas copas de vinos diferentes, cada uno de ellos diseñado para mejorar la degustación de tipos de vino muy concretos, en función del lugar o del proceso de elaboración, de la variedad de uva predominante, etc.
Pero antes de adentrarnos en estas diferenciaciones, es importante entender los elementos comunes que presentan todas las copas de vino, cómo puede variar la forma en la que nos encontraremos estos elementos en función del tipo de copa y cómo estas variaciones van a afectar nuestra forma de percibir las características organolépticas del vino (aromas, color, sabor, tacto) durante la cata.
La inmensa mayoría de las copas de vino que vamos a encontrar contarán con tres elementos o partes básicas: la base, el tallo y el cuerpo, La base es la parte inferior de la copa, siendo el elemento que la mantiene en vertical cuando la posamos sobre la mesa o sobre cualquier otra superficie.
- Aunque pueda parecer un elemento no demasiado significante, esta base tiene también cierta importancia, ya que debe presentar un tamaño proporcionado con respecto al cuerpo y al tallo de la copa para que aporte estabilidad al conjunto.
- También es uno de los puntos por el que podemos asir la copa, para poner distancia entre nuestra mano y el cuerpo, de cara a evitar la transferencia de nuestro calor corporal al vino o la contaminación de los aromas durante la cata.
El tallo es la parte que une la base de la copa con el cuerpo. Es la otra parte fundamental por donde podemos sujetar la copa y en esta cuestión reside su importancia. Nos permite tomar la copa sin necesidad de tocar el cuerpo, evitando que calentemos el vino, o que manchemos las paredes del cuerpo de la copa.
El tallo también mostrará una cierta proporción con el tamaño del cuerpo de la copa, para que la sujeción de esta resulte cómoda y equilibrada: los cuerpos de copas más grandes, se complementarán con tallos más largos. Asimismo, los vinos que se sirvan a menor temperatura, se degustarán mejor en copas de tallo largo, por el mismo motivo de alejar nuestro calor corporal del contenido de la copa.
El cuerpo o cáliz de la copa es el elemento más importante, ya que es el recipiente que va a contener el vino. Por ello, es aquí donde podemos encontrar más variaciones entre un tipo de copas y otros, según el vino para el que han sido diseñadas. El cuerpo de la copa cuenta, a su vez, con dos partes bien diferenciadas: la base y el cuello,
- La base de la copa será donde quedará el vino una vez servido y el cuello, será un espacio por donde circularán los aromas que emanan del vino hasta nuestra nariz y nuestra boca.
- Según el tipo de copa de vino, así será la relación de tamaño entre la base del cuerpo y el cuello de la copa,
- Una base ancha y extensa permitirá un mayor contacto del vino con el aire, permitiendo una mayor oxigenación,
Esto resulta especialmente indicado para vinos con cierta crianza, con estancias en madera, y que presentan matices aromáticos más complejos y delicados. Estos vinos necesitan de una cierta evolución en la copa para mostrar todo su potencial: hay que abrirlos.
- Para ello, se hace girar el vino dentro de la copa a través de movimientos circulares.
- Así se potencia la oxigenación de estos vinos y afloran los aromas secundarios y terciarios del vino.
- Por el contrario, una base de cuerpo estrecha será más indicada para evitar una oxigenación excesiva, algo ideal para vinos más ácidos, más frescos y aromáticos, en los que los aromas primarios se presentan de forma más explosiva, este sería el caso de vinos tintos jóvenes, de los rosados o de los blancos sin crianza.
El cuello de la copa, en su caso, servirá para concentrar más o menos los aromas del vino a medida que estos ascienden por el aire hasta nuestra nariz. De esta manera, los vinos más complejos y estructurados, aquellos con más envejecimiento o aquellos que muestren matices aromáticos más delicados, verán potenciados sus aromas al servirlos en copas de cuellos más estrechos.
- Para vinos en los que la concentración excesiva del aroma pueda ser demasiado saturada, optaremos por copas de cuello más ancho, para que el primer golpe aromático sea más directo y se conserve todo el frescor.
- Esto será especialmente indicado para vinos afrutados, jóvenes, ácidos y frescos.
- Por último, detalles como el material para la elaboración de la copa o el corte de la boca son también muy importantes para mejorar la experiencia de la degustación.
Las copas deben ser siempre de cristal o de vidrio de calidad, incoloro y transparente, y de un espesor de no más de 1 mm en las paredes, Esto nos permitirá poder apreciar todos los matices del vino en la fase visual : el color, la limpidez, la lágrima, etc.
El corte de la boca, por su parte, ayudará a distribuir el vino en la boca de manera correcta y nos dará un tacto agradable al ponernos la copa en los labios. Este corte debe ser siempre recto, Las copas de boca más ancha permitirán que el vino vaya directamente al centro de la lengua, repartiéndose desde ahí al resto de la boca, por lo que se potencian sabores como el dulzor y la acidez de un vino, cuyos receptores tenemos en la punta y en los laterales de la lengua, respectivamente.
Las copas con bocas más estrechas, facilitarán que el vino se dirija hacia el fondo de la boca, evitando, por ejemplo, un dulzor excesivo de determinados vinos en el primer momento de probarlos.
¿Cómo diferenciar una copa de vino?
Estas se diferencian por su tamaño, por el diámetro del balón, por la anchura del cristal y por el grueso del tallo. Pero además, la elección de la copa determina de qué vino se trata, por lo que puede ayudarnos a reconocerlo con solo un vistazo.
¿Cuánto se sirve el vino tinto?
Vinos tintos crianzas y reservas – La cantidad aceptable para servir un o un, por lo general, es un tercio de la capacidad de la copa, es decir, 150 ml. Esto permitirá que se airee la copa desplegando todos los aromas y sabores del vino. Tanto los crianzas como los reservas son vinos que se disfrutan mucho mejor en pequeñas cantidades así que ¡no te pases de llenar la copa!
¿Cuál es la copa de vino y de agua?
La copa de agua suele ser la más grande en la mesa y es la primera que se coloca en la fila de las copas. Por el contrario, las demás copas como la de vino tiene un cáliz más ancho pese a ser un poco más pequeña que la de agua.
¿Cuál es la copa para vino rosado?
Las copas de rosado son de tamaño mediano porque un vino rosado no tiene que respirar. Son más altas y delgadas que las copas de vino tinto, con una abertura que se estrecha hacia el borde de la copa para que los aromas -ligeros y afrutados en la mayoría de los rosados – desplieguen su efecto directamente en la lengua.
¿Cuántas copas se sirven de un vino?
¿Cuantas copas en una botella? Muchas veces resulta difícil calcular el consumo de bebidas cuando de una comida o fiesta en casa se trata. Podemos tener en cuenta algunos aspectos que ayudarán. Para el servicio de vinos blancos y tintos se estima entre 5 y 6 copas por botella; en el caso de vinos espumosos, entre 7 y 8.
- Estas medidas permitirán llenar las copas adecuadamente, siempre que tengamos acceso a las correctas.
- Si se cuenta con cristalería estandarizada, la proporción cambia porque en copas chicas debería servirse hasta la mitad.
- Si se trata de un restaurante, quien prueba el vino debe ser el último en servirse y debe beber de la misma botella: si en una mesa se sientan hasta 12 comensales, todos deben probar el mismo vino; desde ya que el camarero o sommelier preverá una segunda botella, pero no debe abrir dos botellas asumiendo que la primera no va a alcanzar.
En las fiestas las cantidades aumentan porque la duración es mayor y se llega casi a una botella por persona. Se estima cerca del 50% de consumo de vinos tintos; pero cuando la propuesta incluye espumantes para toda la noche es esta categoría la que lleva la mitad del consumo.
¿Que no puede faltar al servir una copa?
Las copas que no deben faltar – La copa de agua, la copa de vino tinto y la copa de vino blanco son las tres piezas básicas que no han de faltar en ninguna mesa según dicta el protocolo, ya que esas son las bebidas estrella de cualquier convite. Hasta aquí, nada de sorpresas.
¿Qué copa es más grande la de vino blanco o tinto?
Copas para el vino blanco – Su tamaño es un poco menor a la de tinto y su apertura es algo más pequeña, ya que no necesita oxidarse tanto para encontrar los aromas. Las copas de tulipa son las elegidas para estos vinos por su forma alargada y estrecha que permite percibir mejor los matices frescos.
¿Qué vino se toma en copa grande?
Es una copa grande, de cáliz voluminoso y algo barrigudo y cuello ancho. El tallo es proporcionadamente largo. Se usa para vinos de la zona de Borgoña, principalmente basados en la variedad pinot noir, muy infusionada, potente pero ligera a primer golpe de aroma.