Para Qué Es Buena La Cerveza?
Ramón Cortés
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Inicio Blog La cerveza, una bebida saludable
Este artículo tiene más de 1 año de antigüedad, Rica en vitaminas, proteínas, ácido fólico y antioxidantes, algunos estudios apuntan que su consumo moderado se asocia a beneficios cardiovasculares, de salud ósea y hasta contra la obesidad. Eso sí, siempre dentro de una alimentación equilibrada. Muchas veces le hemos achacado a la cerveza las culpas de esa barriga que afea nuestro aspecto físico, pero cada vez surgen más estudios que también la relacionan con efectos positivos para la salud.
Sin ir muy lejos, hace unos días, la Sociedad Española para el Estudio de la Obesidad (SEEDO), en colaboración con el Centro de Información Cerveza y Salud, ponía en marcha una campaña informativa en los hospitales sobre los beneficios del consumo moderado de esta bebida sobre el riesgo cardiovascular, los problemas de osteoporosis y de obesidad.
En febrero de este año también fue presentado el estudio Cerveza, Dieta Mediterránea y enfermedad cardiovascular, realizado por el Hospital Clínic, las Universidades de Barcelona y Málaga,y el Instituto de Salud Carlos III, entre otras instituciones, y que concluía que el consumo moderado de cerveza produce efectos positivos en relación con las enfermedades cardiovasculares.
¿Que no se debe comer si tomas cerveza?
Por último, lo que no debería comer después de ingerir alcohol son alimentos altos en grasa como la leche, carnes grasosas, preparaciones fritas o incluso un caldo con bastante grasa, ya que ‘aún hay gran cantidad de alcohol en sangre y este consumo podría saturar el hígado’.
¿Qué pasa si estoy con gripe y tomo cerveza?
Circulación sanguínea – El alcohol altera la circulación sanguínea por su efecto vasoconstrictor. Mantener una buena circulación es básico para recuperarse de la infección. Además, este efecto puede hacer que el habitual dolor de cabeza aumente por la falta de riego sanguíneo.
¿Qué pasa si tomo una cerveza en ayunas todos los días?
Bebidas destiladas e irritación – Además de haber comido o no antes de beber, también influye el tipo de bebida alcohólica. Las bebidas destiladas como la ginebra, el vodka o el ron producen un pico más agudo que las bebidas fermentadas como la cerveza o el vino, según revela una investigación,
- Además de la intoxicación, que afecta directamente al cerebro, hay otro inconveniente más de beber en ayunas, la irritación de la mucosa gástrica, vital para proteger las paredes del estómago de los propios jugos gástricos.
- De hecho, la gastritis o inflamación de las paredes del estómago es un problema derivado de beber alcohol en exceso, que provoca molestias, náuseas y vómitos.
En raras ocasiones, beber mucho alcohol en ayunas puede provocar cetoacidosis alcohólica, un problema grave por el que el metabolismo se altera y provoca náuseas, vómitos y un fuerte dolor abdominal. Este diagnóstico requiere hospitalización y puede llegar a ocasionar la muerte.
- Algunos de los síntomas que preceden a esta patología son: calor, desinhibición, alteración de los reflejos, mareo, habla rápida y distorsionada, además de descoordinación de movimientos.
- La primera señal de alarma es sentir un calor desbordante, aunque no corresponda con el exterior, ya que el alcohol produce una vasodilatación periférica que lleva la sangre a las zonas más distales del cuerpo.
A la vez, en el organismo, disminuye el riego en los órganos internos, aumentando la sensación térmica cutánea. Lo paradójico es que aunque se sienta calor, lo que está ocurriendo al cuerpo es que ese se está perdiendo a causa de la vasodilatación, siendo más fácil entrar en hipotermia.
- Aumentado así el riesgo de congelación en entornos por debajo de los 0 grados.
- Cuando el alcohol llega al cerebro no es más benevolente o menos dañino.
- En primer lugar afecta a la corteza cerebral, una zona en la que se gestionan la memoria y los pensamientos, por eso comienza el proceso de desinhibición en la fase que se considera eufórica.
Si se sigue bebiendo, otras zonas del cerebro comenzarán a deprimirse, como el cerebelo límbico, provocando somnolencia, sopor y descoordinación motora. Así hasta que el alcohol comience a afectar a la zona que controla los órganos, apareciendo así el coma etílico.
- Al rescate del cerebro y las funciones cognitivas aparecerá el hígado, que con un ejército de enzimas, oxidará el alcohol para convertirlo en acetaldehído,
- Este seguirá descomponiéndose hasta transformarse en acetato, una sustancia no tóxica que se excreta a través de la orina.
- Para acelerar todo este proceso y salir lo más indemne posible lo mejor es hidratarse mucho, ya que, al aumentar la dilución del alcohol, menos es su concentración en sangre.
También comer antes de beber, retrasando así el momento en el que el alcohol pase al intestino delgado y a la vez aportando sustancias como la grasa, que ralentiza la digestión de las proteínas.
¿Qué pasa si me tomo una cerveza en la mañana?
¿Alguna vez ha desayunado cerveza? La mayoría de los españoles practica su consumo. Según la última Encuesta Domiciliaria sobre Alcohol y otras Drogas (EDADES), el 78,3% de nosotros ha bebido alcohol en los últimos 12 meses. Pero no es igual para todos.
La forma de beber influye y mucho: si se toma en ayunas, llega antes al torrente sanguíneo y precipita sus efectos, que pueden llegar a su clímax entre 30 minutos y 2 horas después del consumo, según Forcon, especialistas en toxicología. En cambio, cuando se bebe después de haber comido, los efectos secundarios del alcohol se minimizan.
Se considera que el estómago “está vacío” cuando han pasado entre 2 y 4 horas de la última ingesta. La mayor parte del alcohol se absorbe en el intestino delgado, de forma que al beber con el estómago vacío pasa rápidamente al intestino, produciéndose un pico elevado de concentración en sangre” Xavier Parés, profesor de Bioquímica y Biología Molecular de la Universidad Autónoma de Barcelona Así lo ha demostrado un estudio realizado por investigadores del Hospital Universitario de Linköping, en Suecia, y publicado en el Journal of Forensic Science s,
“La mayor parte del alcohol se absorbe en el intestino delgado, de forma que al beber con el estómago vacío pasa rápidamente al intestino, produciéndose un pico elevado de concentración en sangre. Por el contrario, si se bebe con el estómago lleno, el alcohol se absorbe lentamente porque el vaciado gástrico tarda más en producirse y el pico de concentración en sangre es más moderado, por lo que resulta menos tóxico para el organismo”, explica Xavier Parés Casasampera, profesor de Bioquímica y Biología Molecular de la Universidad Autónoma de Barcelona.
La clave, por supuesto, reside en no beber. Pero si ha decidido hacerlo, vigile, con alimentos, su pico de concentración. Y con algo más, como la graduación de las copas, ya que las bebidas destiladas (como la ginebra, el vodka o el ron) producen un pico más agudo que las bebidas fermentadas (como la cerveza o el vino), según un estudio reciente publicado en Wiley Periodicals,