La cepa se puede definir como las variedades viníferas que se utilizan para hacer vino. Se puede considerar cepa a la fruta de un tipo de vid específica, sin embargo, el término científico apropiado para designarla es ‘variedad’ de planta de vid o uva, variedad que corresponde a la subdivisión de una especie.
¿Cuántas cepas tiene el vino?
Cepas de vinos ¿Sabías que existen más de 40 cepas de vino distintas en todo el mundo? Hay tantas cepas como técnicas y estilos para producir el vino. Desde lejos todos los viñedos son iguales, verdes con hojas, brotes y troncos. Y es porque todas las cepas son como hermanas, manejan un sistema genético similar pero con algunas diferencias que son notables al momento de convertirlas en vino.
¿Cómo saber si un vino tinto es bueno?
1. Color – Este es el primer aspecto que debemos tener en cuenta a la hora de seleccionar un buen vino. Está claro que el color del vino será diferente en función del tipo de uva con el que se ha producido, pero siempre hay matices que nos indicarán la calidad del vino.
Para empezar, el vino blanco debe tener un color amarillo pálido, Si ves que el color está muy brillante o con tonalidades más fuertes es mejor que cambies de botella. En el caso del vino tinto, el color debe ser violáceo. Dentro de este aspecto, debes también tener en cuenta la textura del vino ya que va muy unida a ello.
Si la textura te parece poco densa, el vino no será de calidad,
¿Cómo se llaman los vinos de una sola cepa?
Los vinos se suelen elaborar mezclando distintas cepas, lo que se llama ensamblaje. Se habla entonces de vinos ensamblados. Cuando un vino procede al 80 % como mínimo de una misma cepa, se llama varietal.
¿Cuántas cepas de uvas hay?
¿Cuántas variedades de uva existen en el viñedo global? Aunque actualmente todo el mundo hable de albariños, verdejos, tempranillos y garnachas, el conocimiento de las variedade s de uva no siempre tuvo una relevancia como la que ha adquirido en tiempos recientes.
En los países con larga tradición vinícola, no hay que remontarse más que cuatro décadas atrás para situarse en un contexto en el que el nombre de las uvas era un asunto técnico que solo preocupaba al viticultor. La ni siquiera indicaba la composición varietal del porque aquello tampoco contribuía a incrementar las ventas.
Además, se presuponía que, si el vino procedía de Borgoña, estaría elaborado con o –dependiendo de su tipología– o mayoritariamente con tempranillo, en el caso de los, Y así con el resto de las regiones productoras identificadas con sus variedades autóctonas.
- Esta realidad, sin embargo, cambió cuando los países del llamado Nuevo Mundo vinícola –Estados Unidos, Chile, Argentina, Sudáfrica, Australia, etc.– apostaron por identificar sus vinos con la variedad de uva en primer término, revolucionando las técnicas del marketing en el sector.
- Porque esta nueva forma de presentar el vino, que equipara la variedad con una marca, sintoniza mucho mejor con los anhelos de los consumidores de nuevos mercados, que perciben en las características organolépticas varietales algo más concreto que los rasgos de una región o el enigmático terroir,
De las 10.000 variedades de uva que se cultivan en el mundo, 33 monopolizan el 50% del viñedo. Ahora bien, el mosaico varietal que ofrece el ancho viñedo global es mucho más amplio de lo que se cree. Según afirma la experta británica Jancis Robinson en su libro Wine Grapes –escrito en colaboración con la Master of Wine Julia Harding y el genetista José Villamouz– pueden estimarse en 10.000 las variedades de uva que crecen en este planeta.
Aunque en su obra, publicada en 2012, la conocida escritora reseña 1.368: aquellas que dan lugar a algún tipo de vino, elaborado y comercializado en cualquier lugar del mundo. El libro de Robinson es oportuno porque basa su información en datos empíricos: contabiliza variedades a partir de vinos que se pueden adquirir y degustar.
Todo lo contrario, sucede con las estadísticas, que presentan datos que desbordan la imaginación y –en algún caso– resultan paradójicos con la realidad del sector vinícola. Eso es al menos lo que se desprende del informe Focus OIV 2017, el último que hizo público la Organización Internacional de la Viña y el Vino (OIV) con el objeto de conocer la distribución de las variedades de uva en el viñedo global.
- Aunque el número total de variedades que se cultivan en el planeta pueda impresionar, hay que puntualizar que la cifra incluye también uvas de mesa y uvas pasa.
- Y que el papel protagónico se reserva a unas pocas variedades: de las 10.000 registradas, 13 monopolizan un tercio de la superficie absoluta del viñedo, mientras que 33 ocupan el 50% del total.
: ¿Cuántas variedades de uva existen en el viñedo global?
¿Cómo se llama el vino de varias cepas?
Distintas cepas en una misma botella, una misma uva, pero de diferentes terroirs o incluso una variedad con diferentes añadas que dan al vino complejidad y equilibrio, que no logran los componentes por separado. Si nos estamos recién insertando en el mundo del vino posiblemente hemos escuchado términos y conceptos que no conocemos.
Uno de ellos son los blends o ensamblajes, con premiados exponentes de nuestro país. Lo primero es tener claro que un monovarietal es un vino que está elaborado en su totalidad con el mismo tipo de uva. El varietal, en tanto, es acá en Chile aquel que tiene al menos un 75% de una misma uva, aunque en otros mercados ese porcentaje puede variar.
Por otra parte, están los ensamblajes o blends que son la mezcla de dos o más cepas. En algunos casos podría también tratarse de distintas cosechas de una misma variedad o la misma uva de distintos viñedos. Los blends se caracterizan porque les dan la posibilidad a los enólogos de hacer vinos de gran complejidad, alta calidad, muy equilibrados y balanceados.
Y si bien una gran cantidad de consumidores prefiere los varietales, los ensamblajes son una categoría que ha crecido con gran fuerza, pudiendo encontrar destacados exponentes en distintos rangos de precios. “Los países del Nuevo Mundo como Chile, Argentina, Australia y Sudáfrica, se han ido atreviendo con los años en elaborar este tipo de vinos, imitado a las mezclas bordelesas, pero en varias ocasiones otorgándole una identidad propia del lugar.
En el caso de Chile, tradicionalmente el toque local viene de la mano del Carmenere o Cabernet Sauvignon, pero cada vez más hemos visto versiones que están más ligadas la interpretación de ciertos lugares que a variedades, dando origen a combinaciones muy creativas”, asegura Tomás Muñoz, enólogo de Viña Carmen.
- El especialista hizo tres recomendaciones de sus elaboraciones Carmen Delanz Alto Jahuel 2018: Este año Viña Carmen lanzó esta mezcla tinta del Nuevo Mundo que tiene una base de Cabernet Sauvignon (76%), con Cabernet Franc (16%), Petit Verdot (5%) y Petite Sirah (3%).
- Este vino es la interpretación del viñedo Alto Jahuel, mostrando su potencial a través de una mezcla de cepas tintas.
Es una combinación perfecta de estructura, persistencia y delicadeza, que refleja la identidad y singularidad de los viñedos andinos del Valle del Maipo, preservando sobre todo la frescura y el equilibrio. Carmen DO Matorral Chileno 2019: Una mezcla tinta de Carignan (60%), Garnacha (30%) y País (10%), proveniente de históricas parras de secano con más de 80 años de antigüedad, ubicadas en Melozal, en el Valle del Maule; un vino en homenaje a la unión entre bodegas y productores que han dedicado su vida a mágicos viñedos.